La Fundación ONCE va a acoger hasta el próximo 11 de noviembre en su sala ‘Cambio de Sentido’ la exposición ‘Del grutesco al tatuaje’. Dichas obras de arte, compuesta por una veintena de cuadro, es de Ricardo García. El objetivo del autor con discapacidad ha sido reflejar la evolución de la imagen moderna hasta llegar a los espacios diferentes, «esos otros lugares míticos y reales en que vivimos».
La muestra se ha inaugurado en un acto en Fundación ONCE que ha contado con la presencia de:
- José Luis Martínez Donoso, director general de Fundación ONCE
- Mercè Luz, jefa del Departamento de Cultura y Ocio de Fundación ONCE
- Ricardo García, autor de la obra
La exposición consta de una veintena de pinturas en acrílico sobre PVC y de tinta china. Estas se representan sobre papel de 50 x 50 centímetros y de 100 x 50 centímetros. Dichas obras fueron creadas en 2019 con el fin de constatar “esos otros lugares míticos y reales en que vivimos”.
Para explicar el sentido de su exposición, Ricardo García se remonta al origen del grutesco. Este arte se se asocia al renacimiento, aunque se encuentra ya en rutas subterráneas de palacios y villas italianas del siglo I. Esto viene a ser un “motivo decorativo construido a base de seres fantásticos, vegetales y animales, con vasijas, cornucopias y figuras teriomórficas, dispuestos con cierta simetría, complejamente enlazados y combinados formando un conjunto”.
El Renacimiento como guía
Los pintores, añade Ricardo García, utilizaron estos recursos en el Renacimiento para actualizar y convertir sus soluciones gráficas en nuevas propuestas decorativas. Su desarrollo a lo largo de los siglos acuñó una categoría estética de lo grotesco como hecho diferenciador de la idea clásica de belleza, opuesta a la categoría de lo sublime.
En los tratados de perspectiva del Renacimiento ya se manifestaba que toda profundidad en la imagen es ilusoria, algo que, sumado a la falta de una acción narrativa como base de la configuración pictórica, hace que se definan los primeros logros en la conquista de la imagen, que pasa a ser moderna por sustraerse de todo lo que no sea ella.
De esta forma, finaliza el artista, la función de la imagen es la de discriminar lo real para anteponerse a la visión. «Lo que explicaría cómo en todo tatuaje, lo que se ve está alejado de la cosa representada, y pasa a ser una idea o compendio de ella. Esto busca definir un espacio relacionado con un contenedor. Una mirada inquietante por su búsqueda constante y a su vez melancólica por necesidad, ante la falta de respuestas a los distintos desafíos que buscan los significados atribuidos a cada imagen», señala Ricardo García.
Sobre Ricardo García
Ricardo García es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, ciudad en la que nació y en la que ha creado la mayor parte de su obra, concebida también en París y Londres a finales de los noventa.
Durante más de dos décadas simultaneó con la docencia el ejercicio del art. En la actualidad se dedica en exclusiva al arte, con incursiones en el diseño gráfico y colaboraciones con artistas de otras disciplinas. En particular, su obra se va enlazando cada vez más con la poesía o la música clásica contemporánea. Todo ello a medida que su trabajo profundiza en las claves compositivas del color, el ritmo o el tiempo, procesos naturales en estas otras artes. La pintura vertebra toda su producción artística, junto al dibujo, la fotografía, el grabado y las instalaciones.
Tras su primera muestra en el Palacio de los Condes de Gabia de Granada, hace ya más de 25 años, ha expuesto de forma individual en ciudades andaluzas y en capitales europeas. Además, Ricardo García ha participado en numerosas muestras colectivas en galerías y salas institucionales. Su obra está presente en colecciones públicas de la Junta de Andalucía, la Universidad de Granada, la Diputación de Granada y Caja Granada, además de en colecciones privadas españolas, europeas y americanas.