Cuando una persona decide realizar un testamento, lo hace con la intención de dejar clara su voluntad para el día en que fallezca. Esto quiere decir, que el objetivo es plasmar en dicho documento quiénes desea que sean sus herederos, los bienes de los que dispone y cómo deberá hacerse el reparto de la herencia.
Esto denota, que es un acto muy importante en la vida de una persona. Por este motivo, el Código Civil indica que el testamento es un documento personal que solo puede ser otorgado por el propio testador. Pues lo lógico, es que este medite y piense a conciencia, cuál es la fórmula ideal en que debe llevarse a cabo la partición de su herencia, una vez llegue el momento.
Pero, ¿Cómo se toma una decisión tan importante? La vida cambia de forma constante y quizás del mismo modo, lo haga la voluntad de una persona. Es cierto, que el motivo principal por el que una persona no otorga testamento, es por desconocimiento hacia la importancia que tiene realizar este trámite en vida. Pues de hacerlo, evitaría conflictos familiares en el futuro.
Sin embargo, existe un pequeño porcentaje de personas, que temen que una vez realizado el testamento, cambie su visión de las cosas. Pero, puede cambiar la visión con respecto a los herederos, o también adquirir nuevos bienes que no estén reflejados en dicho documento. No obstante, no otorgar testamento por indecisión, también es consecuencia de una falta de conocimiento al respecto.
Estos son los testamentos que puede hacer una persona a lo largo de su vida
Cuando fallece una persona, el primer paso es solicitar el Certificado de Últimas Voluntades. Lo que a muchos herederos sorprende cuando acceden a este documento, es que aparezca la existencia de varios testamentos. Ni que decir tiene, que si así lo refleja este certificado, es porque dichos actos existes. Pero, ¿Cuál es el motivo? La justificación es que a lo largo de la vida, las circunstancias personales del testador pueden cambiar, sobre todo, en lo que compete la relación con sus herederos.
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De hecho, es habitual que el en el primer testamento que otorgue una persona, designe designen herederos a partes iguales a todos los hijos, sin distinción alguna. Pero la vida da muchas vueltas. De hecho, el paso del tiempo hace que en ocasiones, la relación personal entre el testador y sus herederos, cambie. De modo que se intensifique la unión con algunos y se distancie con otros. Existen casos en los que incluso la relación con algunos herederos desaparece.
Por otra parte, el coste notarial de otorgar un testamento, es relativamente barato. Por este motivo, no supone un impedimento a la hora de realizar algunos cambios e incluso hacer otro nuevo. Todo esto ocasiona que en muchas ocasiones, el testador acuda de nuevo al notario a realizar un reparto diferente de sus bienes. Pues entiende, que las circunstancias son diferentes, y por tanto, desea que unos herederos reciban más bienes que otros.
Como siempre, el límite de las disposiciones testamentarias está en el respeto a las legítimas de los herederos forzosos, sin perjuicio de que, además, pudiese haber alguna causa de desheredación. En este caso, el testador podría incluso no dejar nada alguno de los herederos. Por tanto, la respuesta a la pregunta inicial es que sí. Una persona puede hacer tantos testamentos como tenga por conveniente a lo largo de su vida, siempre que tenga capacidad legal para testar. Eso sí, el único que tiene validez es el último que realiza el testador, y es el único del que le entregarán copia a los herederos en la notaría.