Las cuantías de la pensión de jubilación es una de las grandes preocupaciones de los trabajadores, tanto para los que les quedan todavía unos cuantos años para retirarse como para los que ya otean el horizonte en busca de decirle adiós a la actividad laboral para siempre. Sin embargo, en España, la edad de jubilación aumenta cada año, y así lo seguirá haciendo hasta 2027, cuando alcance el máximo histórico de 67 años, de acuerdo con la reforma de las pensiones de 2013.
En esta línea, la pensión contributiva de jubilación se calcula en función de las cotizaciones a la Seguridad Social acumuladas durante la vida laboral y del número total de años trabajados de los beneficiarios. Si bien la edad de jubilación no influye directamente en la cuantía de la pensión, su adelanto puede implicar reducciones en el importe mensual que se recibirá mediante la aplicación de coeficientes. Por tanto, al final de la trayectoria laboral, todos los trabajadores desean que las cuantías de su prestación por jubilación sean lo más elevadas posibles.
Pensión de jubilación de 2.000 al mes
De cara a este nuevo año 2025, la normativa sigue siendo muy clara en materia de jubilación: quienes hayan cotizado 38 años y tres meses (o más) podrán jubilarse a los 65 años. Y para los trabajadores que hayan cotizado menos de 38 años y tres meses, su edad de jubilación ordinaria ahora es de 66 años y ocho meses. Por tanto, para alcanzar una pensión cercana a los 2.000 euros mensuales, se deben cumplir ciertos requisitos tanto en términos de años cotizados como de las bases de cotización que han marcado los ingresos del trabajador.
Del mismo modo, para conocer cuánta pensión recibirá cada extrabajador, es fundamental calcular la base reguladora, que determina el importe final de la pensión. La Seguridad Social utiliza las últimas 300 bases de cotización del trabajador, correspondientes a los últimos 25 años, y las divide entre 350. Además, para no perder poder adquisitivo, la Administración ajusta las bases de cotización de los primeros 23 años con un coeficiente que tiene en cuenta la inflación, garantizando así que las cotizaciones de hace 25 años no queden devaluadas frente a las actuales.
Por tanto, con una base reguladora de 2.000 euros, el trabajador deberá haber cotizado al menos 36 años y 6 meses para poder recibir el 100% de la pensión, siempre que se cumpla con la edad de jubilación ordinaria, que, en datos de 2024, se situaba en 66 años y seis meses. Si se tienen menos años cotizados, el porcentaje aplicable sobre la base reguladora será menor, reduciendo así la cuantía final de la pensión.
Cuantía de la pensión en función de años cotizados
Alcanzar una pensión de 2.000 euros requiere haber cotizado lo suficiente para recibir el 100% de la base reguladora, también es posible obtener una pensión significativa con menos años cotizados, pero con una base reguladora más alta, tal y como se recoge en la Ley General de la Seguridad Social.
- Con 15 años cotizados, la base reguladora debe ser de 4.000 euros para obtener una pensión de 2.000 euros (50% de la base reguladora).
- Con 20 años cotizados, se necesitaría una base reguladora de 3.208,92 euros para alcanzar una pensión de 2.000 euros (62,38% de la base reguladora).
- Con 25 años cotizados, la base reguladora requerida sería de 2.708,20 euros para recibir una pensión de 2.000 euros (73,78% de la base reguladora).
- Finalmente, con 36 años y 6 meses o más cotizados, se recibirá el 100% de la base reguladora, es decir, una pensión de 2.000 euros si esta es la base calculada.
Finalmente, también se deduce que el principal factor que influye en la base reguladora es el salario bruto que se ha percibido a lo largo de los últimos 25 años de la carrera laboral. Así según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario bruto mensual medio en España es de 2.086 euros, lo que significa que para conseguir una pensión de 2.000 euros al mes, sería necesario que la base reguladora se mantuviera por encima de la media salarial durante gran parte de la vida laboral del trabajador.
Es importante recordar que la base de cotización no siempre coincide con el salario bruto, ya que hay máximos y mínimos establecidos por la ley, así como topes de cotización que limitan la cantidad máxima que se puede cotizar en la Seguridad Social.