Una tarjeta de crédito es un elemento financiero de gran valor, asociado a una cuenta bancaria. Si bien, al igual que ocurre con cualquier producto financiero, puede conllevar una serie de gastos fijos para sus titulares, en función de la entidad bancaria.
Del mismo modo, determinadas operaciones a realizar con la tarjeta de crédito también puede suponer una serie de gastos. Así, en todas las tarjetas de créditos se mantienen una serie de costes fijos y comisiones comunes.
En la actualidad, el uso principal de la tarjeta de crédito es retirar dinero en efectivo de los cajeros automáticos. Igualmente, gracias a la cifra numérica de la tarjeta de crédito y otros elementos de la misma, realizamos operaciones por Internet con gran regularidad.
¿Cuánto cuesta una nueva tarjeta de crédito?
Toda tarjeta de crédito lleva aparejada una comisión por emisión y renovación. Así lo aseguran desde ‘BBVA’, una de las entidades bancarias de referencia en España en la actualidad.
Se trata de una cantidad fija anual que se abona en el momento de la emisión de la tarjeta y en la renovación de la misma, en caso que la hubiera. Es decir, es un coste que el cliente paga para poder disponer de una tarjeta de crédito.
Igualmente, en caso de extravío también tendrá que pagar un coste para obtener una nueva tarjeta de crédito. Esta comisión por emisión o renovación puede ser muy variada e ir desde los 0 euros hasta los 200 euros, en función del tipo de tarjeta de crédito y los servicios que permite realizar al cliente.
Según BBVA, la mayoría de tarjetas de crédito suelen cobrar entre 40 euros o 60 euros en concepto de emisión y renovación.
Gastos asociados a la tarjeta
Como exponíamos anteriormente, existen una serie de costes fijos vinculados al uso inadecuado de la tarjeta. Es decir, diferentes comisiones a las que tiene que hacer frente el titular de la tarjeta en caso de ‘incumplir’ las normas establecidas por la entidad bancaria.
Por ejemplo, existe la comisión por descubierto o excedido, que es cuando el cliente supera el límite de uso de la tarjeta sin contar con el dinero utilizado en la misma.
Por otra parte, también existe la comisión por retirada de efectivo en cajeros automáticos. Habitualmente, si retiras dinero con la tarjeta en un cajero automático perteneciente al mismo banco, se trata de una operación que no conlleva ninguna comisión.
No obstante, si realizas una operación con la tarjeta de crédito en un cajero automático no coincidente con la entidad de la tarjeta, podría conllevar una comisión.
Del mismo modo, la entidad bancaria o caja de ahorros puede cobrar una comisión por traspaso de fondos de una tarjeta a otra. Es otro de los gastos fijos asociados a la utilización de la tarjeta de crédito.
Finalmente, también es necesario destacar la comisión por reclamación de impago. Esto es que cada vez que tiene lugar una reclamación por saldo impagado, la entidad financiera tiene la potestad de cobrar un importe fijo en concepto de comisión. Es algo que ocurre con la mayoría de prestamos.