Cuando hablamos de hacer un testamento, es habitual irse al concepto más extendido y longevo de la palabra. Este es el recogido en el artículo 667 del Código Civil cuando dice que es «El acto por el cual una persona dispone para después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos». Pero no es la única posibilidad.
Bien es cierto, que son términos con los que no acabamos de familiarizarnos. Pues en la mayoría de los casos, no se conocen con exactitud qué es un testamento, qué es una herencia, que conlleva cada trámite y en qué momento debe solucionarse. El motivo de este desconocimiento no es otro que en nuestra sociedad, suele ser tabú.
Y es que ponerse en la posición de que falte un familiar o incluso ante el fallecimiento de uno mismo, no es un escenario agradable. Por este motivo, tenemos el hábito en muchas ocasiones de dejar pasar la vida hasta que las circunstancias o la ley, no nos dejan más opciones. El problema es que ahí todo se puede volver más difícil.
Un testamento, en cualquiera de sus variantes, es un documento que a groso modo, puede facilitar mucho el proceso de la repartición de herencia para cuando ya no estés. Con esta misma idea, existen otro tipo de testamentos cuya función es que se cumpla la voluntad del testador y que no se dificulte la vida de los seres queridos.
EL CASO DEL TESTAMENTO VITAL
El testamento vital es un documento que el interesado realiza para dejar instrucciones acerca de lo que quiere que ocurra con ellos en caso de enfermedades en las que pierdan la facultad de comunicar sus intenciones o lo que quieren que hagan con su cuerpo. Es decir, una persona puede decidir si quiere o no recibir determinados tratamientos médicos, si quiere donar sus órganos o si quieres ser enterrado o incinerado.
Este tipo de documento es aun menos común del habitual. Lo norma, es que se de en personas que sufran enfermedades graves o degenerativas en las que saben que llegará un momento en el que perderán su capacidad para transmitir sus intenciones. De este modo, puede adelantarse y dejar constancia de hasta dónde quieren que lleguen los médicos o incluso de nombrar a un representante autorizado que tome estas decisiones. Pero, ¿Cuánto cuesta llevar este trámite a cabo?
¿QUÉ PRECIO TIENE LLEVAR A CABO ESTE TRÁMITE?
Para realizar un testamento vital es necesario acudir a un notario y contar con la presencia de tres testigos que firmen el documento. Cabe señalar, que estos no pueden ser familiares cercanos al testador, ni tener ningún tipo de relación económica. Por lo demás, solo se pide que la persona sea mayor de edad y se encuentre en pleno uso de sus facultades mentales.
Este tipo de documentos ante notario suelen tener un precio base de 60 euros. Sin embargo, esto depende de factores como las copias que necesites o quieras tener en tu poder. De forma general, se recomienda pedir al menos dos: Una para el testador y otra para un familiar de su confianza.
En el caso de una persona que lo realiza porque se encuentra inmerso en una enfermedad en la que el diagnóstico a futuro le ha llevado a anticiparse con este documento, también se recomienda llevar una copia del testamento vital a los profesionales médicos o incluso entregar una en el centro hospitalario habitual.