La herencia es una manera muy amarga de recibir bienes y servicios de manera directa, ya que implica, con total probabilidad, el fallecimiento de una persona muy cercana a la familia. No obstante, el difunto, en su declaración de últimas voluntades y en la escritura del testamento, puede dejar constancia de su deseo de desheredar a algún miembro de la línea sucesiva; es decir, excluir intencionadamente a un potencial beneficiario de la herencia.
No obstante, el concepto de desheredación, como se describe legislativamente, no se entiende como un trámite sencillo y requiere seguir procedimientos específicos debido a las repercusiones legales y emocionales que puede acarrear en la persona afectada. En este sentido, según lo dispuesto en el derecho sucesorio, la herencia se divide en tres partes: la legítima, el tercio de mejora y el tercio de libre disposición, siendo la legítima la parte del patrimonio del testador que está legalmente asignada a los herederos forzosos, como los hijos.
Derechos de herederos forzosos
Para que una persona -un hijo del difunto, principalmente- sea excluida de un proceso de herencia, las causas deben estar notablemente justificadas y han de alcanzar una relevancia muy considerable por la gravedad de los hechos. Por tanto, para desheredar a un miembro de la línea sucesiva, la decisión ha de estar amparada por determinadas condiciones obligatorias y estar respaldada por las justificaciones pertinentes.
De este modo, los motivos más frecuentes que pueden llevar a unos padres a tomar la firme decisión de desheredar a un hijo incluyen comportamientos graves como el maltrato o la denegación de alimentos a la persona fallecida. Estas causas, además, tienen que ser denunciados, juzgados y sentenciados para ser considerados válidos.
No obstante, la persona excluida de su porción de herencia tiene, legislativamente, derecho de acogerse a su parte hereditaria. Así mismo, este ‘clavo ardiendo‘ le permite impugnar un testamento, en el caso en el que se se oponga a su exclusión si considera que la causa alegada no es cierta. En estos casos, se puede impugnar ante los tribunales de justicia. Y si la persona desheredada decide impugnarlo, son los herederos del testador quienes deben demostrar la veracidad de la causa que se expone para que el difunto tomara esa decisión.
Motivos por los que se puede desheredar
Una persona que sufre la exclusión de una herencia, legislativamente pierde derechos legales claves relacionados con el proceso hereditario. Entre las pérdidas principales se encuentran el derecho a legítima, los derechos derivados de testamentos previos subsistentes, y la posibilidad de heredar ab intestato, que hace referencia a aquella que se produce cuando una persona fallece sin haber otorgado testamento o cuando el testamento es declarado nulo.
No obstante, también es importante resaltar la existencia de los llamados bienes reservables, que se ven afectados por esta desheredación. De esta forma, un hijo desheredado por uno de sus padres pierde todo derecho a cualquier bien reservable. Sin embargo, si el desheredado tiene hijos o descendientes directos, estos pueden adquirir los derechos sobre dichos bienes reservables.
Por lo tanto, acogiéndose a la ley, una persona puede optar por desheredar a uno de sus descendientes por una de las siguientes causas:
- Haber negado, sin motivo legítimo, los alimentos al ascendiente o descendiente que le deshereda.
- Haberle maltratado de obra o injuriado gravemente de palabra.
- Haber perdido la patria potestad -en el caso de que el fallecido sea un descendiente.
- Haber atentado contra la vida de los ascendientes o descendientes.