Según data en algunos escritos, el dictador Francisco Franco realizó un testamento ológrafo el 18 de octubre de 1975, un mes antes de su muerte. En él, se despedía de todos los españoles, pedía por la unidad de España y hacía especial hincapié en el apoyo a Juan Carlos I como futuro rey. Tras escribirlo, se lo dio a su hija Carmen Polo. Esta tenía orden de guardarlo hasta que su padre falleciera y entonces, entregárselo al presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro.
Sin embargo, hay otras voces que apuntan que esto solo fue un texto de despedida y que el último testamento de Franco fue escrito por su abogado, Luis Carrero Blanco, el 20 de noviembre de 1975. En este documento, el dictador daba una serie de instrucciones generales y definía cual debía ser el destino de España durante los próximos años.
Estudios realizados sobre el tema, han determinado que el principal objetivo de este testamento, era preparar el camino para un gobierno democrático tras la muerte de Franco. Por ello, este documento es el resultado del trabajo realizado entre el dictador, sus ministros y sus asesores durante meses. En él se reflejan las instrucciones sobre qué hacer con el gobierno, el ejército y la economía tras la muerte de Franco.
¿Qué decía el testamento de Franco?
El testamento del dictador Francisco Franco pretendía ser un punto de inflexión ante lo que sería una nueva etapa para España. A sabiendas de que el régimen era insostenible, los participantes en la creación de este documento, intentaron plasmar la forma de transformar este régimen autoritario en una democracia. El objetivo era evitar una guerra que se presumía evidente, ante el enfrentamiento de la parte del pueblo sometida al régimen y la otra que había vivido apoyándose en él.
Instrucciones principales
Franco dejó escrito en su testamento, tras acordarlo con sus ministro y asesores, una serie de instrucciones generales para la administración de España. Entre ellas, la más importante fue sobre quien sería su sucesor. Como ya había anunciado años atrás, estableció que Juan Carlos de Borbón asumiera este papel. De este modo, esta disposición fue ratificada por el Parlamento español el 22 de noviembre de 1975.
Transición
En el mismo documento, el dictador también plasmó que el régimen autoritario debía ser reemplazado por un gobierno democrático. Para lograrlo, incluyó una serie de reformas políticas, económicas y sociales. Estas fueron fruto de meses de acuerdos y negociaciones entre los miembros del gobierno. Entre las reformas más importantes estaban: la creación de una nueva Constitución, la restauración del sistema electoral, el establecimiento de una Corte Suprema de Justicia y la abolición de la censura y la tortura.
Economía del país y ejército
Finalmente, el testamento recogía una una serie de medidas económicas para intentar estabilizar la dañada economía del país. Entre ellas, se estableció el aumento de los salarios mínimos, la reducción de los impuestos sobre las empresas y la liberalización del comercio exterior. Por otra parte, el ejército fue otra de las preocupaciones a las que Franco quiso hacer frente tras su muerte. De este modo, establecía en el documento la creación de un nuevo ejército, Ejército de España, para reemplazar al Ejército Nacional, que fue creado durante el régimen.