Desde el pasado 11 de marzo, el coronavirus pasó a ser una pandemia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por increíble que parecía en aquellos momentos, lo que parecía al principio como una simple gripe se había convertido en una pandemia que estaba a punto de confinar al mundo entero. Siete meses después del nombramiento de la OMS, un grupo de expertos cree que esa palabra no se ajusta mucho a la realidad, y creen que habría que referirse más bien a una ‘sindemia’.
Entonces, nos surge al instante la duda: ¿Qué es una ‘sindemia’?. Pues bien, el término sindemia (palabra que une los conceptos de sinergia y pandemia) se refiere a cuando «dos o más enfermedades interactúan. De forma tal que causan un daño mayor que la mera suma de estas dos enfermedades», según explica Richard Horton, editor jefe de la revista médica ‘The Lancet’.
En palabras del experto, el coronavirus es una ‘sindemia’ porque el SARS-CoV-2 interactúa con enfermedades no transmisibles (diabetes, cáncer, problemas cardiacos, etc.). Y además lo hace en un contexto social y ambiental caracterizado por la inequidad o desigualdad social.
Las comunidades empobrecidas, las más afectadas
El propio Merril Singer, médico estadounidense que acuñó el concepto ‘sindemia’, ha explicado a la BBC el caso del Covid-19. «Vemos un índice desproporcionado de resultados adversos en comunidades empobrecidas, de bajos ingresos y minorías étnicas», declaraba. En este sentido, iff-Annie Kenny, investigadora de la Universidad Laval, en Canadá, añade que enfermedades como la diabetes o la obesidad, factores de riesgo para el coronavirus, son más comunes en personas de bajos recursos.
La investigadora explica que el caso del coronavirus no es comparable a otros tipos de virus, como por ejemplo la gripe. «Hay evidencia creciente de que la gripe y el resfriado común son contrasindémicos. Es decir: la situación no empeora. Si una persona está infectada con los dos virus, una de las enfermedades no se desarrolla», advertía.
Este grupo de expertos consideran que si empezamos a clasificar al coronavirus como una ‘sindemia’, deberíamos cambiar la estrategia para frenar el avance. Por ello, creen fundamental fijarse en las condiciones sociales que hacen que algunos grupos sean más vulnerables que otros. «Tenemos que abordar los factores estructurales que hacen que a los pobres les resulte más difícil acceder a la salud o a una dieta adecuada», dice Merrill Singer.
Siguiendo en la línea, Richard Horton da va un paso más allá. «No importa cuán efectivo sea un tratamiento o cuán protectora sea una vacuna. La búsqueda de una solución para el covid-19 puramente biomédica fracasará». «A menos que los gobiernos diseñen políticas y programas para revertir disparidades profundas. Nuestras sociedades nunca estarán verdaderamente seguras frente a la Covid-19″, concluye el investigador.
La pandemia puede llevar a 60 millones de personas a la pobreza extrema
La crisis desatada por la pandemia de Covid-19 y el cierre de las economías desarrolladas puede conducir a la pobreza extrema a 60 millones de personas en todo el mundo, deshaciendo buena parte de los avances de los últimos años en la lucha contra el alivio de la pobreza, según ha advertido el presidente del Banco Mundial, David Malpass.

«La pandemia y el cierre de las economías avanzadas podrían llevar a hasta 60 millones de personas a la pobreza extrema, borrando gran parte del progreso reciente logrado en el alivio de la pobreza», dijo Malpass, quien destacó que la institución ha establecido ya operaciones de emergencia con un centenar de países en desarrollo, que acogen al 70% de la población mundial.
De estos 100 países, 39 se encuentran en el África subsahariana; y casi una tercera parte corresponden a proyectos en países en situaciones frágiles o conflictivas como Afganistán, Chad, Haití y Níger.
Esta asistencia, la mayor más rápida respuesta a una crisis en la historia de la institución, marca un hito en la implementación de la promesa del Banco Mundial de poner a disposición 160.000 millones de dólares (143.380 millones de euros) en subvenciones y asistencia financiera durante un período de 15 meses para ayudar a los países en desarrollo a responder al impacto económico, sanitario y social de la Covid-19 y al cierre económico de los países avanzados.
«Para volver al crecimiento, nuestro objetivo deben ser respuestas rápidas y flexibles para hacer frente a la emergencia de salud; proporcionar liquidez y cualquier otro apoyo para proteger a los pobres, mantener el sector privado y fortalecer la resiliencia económica y la recuperación», indicó Malpass.