Así ha afectado el confinamiento a la salud mental de los mayores

Una persona mayor persona mayores aplaudiendo desde su casa

Una persona mayor aplaudiendo desde su casa

La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, incluso a medida en la que envejecemos. Incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta a nuestra forma de pensar, sentir y actuar, y determina cómo nos manejamos ante situaciones de estrés, como la que puede ocasionar esta pandemia, o sobre cómo tomamos decisiones.

Desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos advierten de que muchos adultos mayores corren el riesgo de tener problemas de salud mental, aunque estos no son una parte normal del envejecimiento. De hecho, la mayor parte de las personas de edad avanzada se sienten satisfechos con su vida, según remarca.

Ahora bien, la pandemia nos ha cambiado la vida a todos por completo, y de forma radical, y aquí es cuando surge el problema. «Los cambios importantes en la vida a veces pueden provocar molestias, estrés o tristeza. Muchas personas mayores eventualmente se adaptan a los cambios, pero algunas pueden tener más problemas para adaptarse. Esto puede ponerlos en riesgos de enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad», avisa la entidad.

Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud, parece que se observa un aumento de los problemas de salud mental a medida que se envejece, especialmente entre las mujeres. «No obstante, hay que decir que casi el 80% de las personas mayores vive sin estos problemas. En cuanto al 20% restante, la mayor parte de ellos experimentan problemas relacionados con el deterioro cognitivo o la demencia, así como la sintomatología depresiva o ansiosa», según precisa en una entrevista con Infosalus Raúl Vaca, psicogeriatra y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Aunque Vaca advierte de que el confinamiento puede tener consecuencias para todas las personas, no sólo las de edad avanzada, dice que especialmente puede hacer mella en aquellas cuya situación previa fuera más delicada, de mayor vulnerabilidad o fragilidad, al presentar una o varias patologías, y sin importar la edad.

Consecuencias del confinamiento

«Encontramos una enorme diversidad en el estado previo de las personas mayores. El confinamiento puede tener consecuencias a nivel físico, como la pérdida de masa muscular, o el empeoramiento de algunas patologías, por ejemplo; mientras que a nivel cognitivo puede darse la pérdida o alteraciones en las capacidades cognitivas si no se estimulan correctamente», detalla.

A nivel emocional, apunta a la aparición de sintomatología ansiosa o depresiva, o a miedos ante la nueva situación, por ejemplo; al tiempo que a nivel de comportamientos se pueden encontrar una modificación en los patrones de sueño, o de alteración de hábitos nutricionales, entre otros; así como a nivel social, con la pérdida de relaciones, o bien un aumento del aislamiento, por ejemplo, según detalla en una entrevista con Infosalus.

No obstante, ve preciso señalar que la mayor parte de las personas no experimentarán este tipo de problemas. «En caso de que lo experimenten, es preciso hacer una valoración para intervenir lo antes posible y tratarlos adecuadamente», advierte Vaca.

En cuanto a cómo la falta de ejercicio, de paseos, de actividad diaria puede haber afectado estos meses a las personas de edad más avanzada, el experto de la SEGG señala que se puede haber causado una sensación de pérdida de fuerza o de debilidad, consecuencia de una disminución de masa muscular. «Si esto ocurre es importante ir poco a poco retomando el ejercicio en casa y, posteriormente, con paseos al exterior para recuperar paulatinamente el estado físico y fortaleza previo al confinamiento», añade.

Signos de que algo va mal

En cuanto a los signos sobre los que debemos atender y que pueden hacernos sospechar de que una persona mayor puede presentar un problema de salud mental derivado del confinamiento, Raúl Vaca menciona que, lo primero que hay que tener en mente es que, tras el confinamiento, se ha de ser consciente de que «el peligro no ha pasado», y por ello, «será necesario ser prudente y extremar las medidas de precaución y de prevención del contagio».

No obstante, defiende que «es positivo» recuperar poco a poco la normalidad, especialmente ya que una situación como el confinamiento prolongado puede tener consecuencias para la salud mental.

«Entre los signos de alarma estarían todos aquellos que se alejen de nuestro funcionamiento o maneras de comportarnos previas. Es posible que ahora experimentemos miedos ante la nueva realidad, que no seamos capaces de apartar de nuestra mente pensamientos o emociones negativas muy intensas y prolongadas en el tiempo, que hayamos modificado nuestra rutina de una forma poco sana (aparición de cambios en los hábitos de higiene, de sueño, de alimentación o de consumo de sustancias tóxicas)», agrega el psicogeriatra, subrayando que la presencia de estos cambios, poco habituales en la situación previa de la persona, nos pueden indicar que puede haber un problema de mayor entidad.

Desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos apuntan que algunas de las señales de advertencia de trastornos mentales en adultos mayores incluyen: Cambios en el estado de ánimo o en el nivel de energía, así como en sus hábitos alimenticios o de sueño; aislarse de las personas y actividades que disfruta; sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado; sentirse sin interés o como si nada importara; tener dolores y molestias inexplicables; sentir tristeza o desesperanza; fumar, beber o usar drogas más de lo habitual; ira, irritabilidad o agresividad; tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza; escuchar voces o creer cosas que no son ciertas; así como pensar en lastimarse a sí mismo o a otros.

«Cierto consenso»

Además, el vocal de la Junta Directiva de la SEGG sostiene que existe «cierto consenso» en que los problemas de salud mental que pueden aparecer como consecuencia del confinamiento afectarán a un número importante de personas. «No obstante, también se indica que la gran mayoría de ellos no serán especialmente graves o intensos, o que durarán un período de tiempo muy corto», advierte.

En concreto, cita que los principales problemas que pueden aparecer son: Problemas de estrés post-traumático, sintomatología depresiva o ansiosa, los relacionados con las adicciones, la aparición miedos, los trastornos obsesivos compulsivos, o trastornos en el sueño por modificación de las rutinas, entre otros.

En caso de sospecha, el psicogeriatra ve importante acudir a un profesional para que realice una valoración, ya que según recuerda, la inmensa mayoría de estos problemas se pueden tratar adecuadamente y con mucho éxito, si nos ponemos en manos de profesionales especializados en ellos.

Finalmente, Vaca resalta las diferentes recomendaciones que se han lanzado desde diferentes entidades profesionales o el Ministerio de Sanidad ante la sospecha de aparición de este tipo de problemas: «Es de vital importancia reconocer nuestras emociones y tratar de identificar qué es lo que desencadena esa sensación y, ante la aparición, tratar de realizar prácticas de relajación; establecer y continuar, en la medida de lo posible, con nuestras rutinas diarias; mantener unos hábitos de higiene, de alimentación y de alimentación saludables; evitar la sobreinformación para despejar nuestra mente; pensar en las situaciones previas igual de difíciles que hemos superado con éxito en nuestra vida; y mantener el contacto social con familiares y allegados».

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