Cómo redactar un testamento para proteger tu legado

El testamento es la mejor herramienta legal con la que contamos para poder organizar nuestra herencia y plasmar totalmente nuestra voluntad

El testamento debe estar bien redactado para ser eficaz

El testamento debe estar bien redactado para ser eficaz

El testamento es el acto mediante el cual, una persona expresa su voluntad sobre el destino que debe tener su herencia tras su fallecimiento. Por tanto, es de vital importancia para quien decide realizarlo. Cabe recordar, que en España no es obligatorio llevar a cabo este acto antes de morir, ya que la legislación contempla la forma de repartir la herencia en caso de que no exista testamento. Por tanto, cuando se hace, es porque se tienen motivos, del tipo que sea, para ello.

Este factor es fundamental, y con ese objetivo se enfrentan casi todos los testadores a este documento. Sin embargo, un mal asesoramiento puede conllevar que no se cumplan las expectativas y al final, sea lo mismo que exista testamento o que no. Por eso, un primer consejo, es buscar un buen experto en sucesiones que nos indique la forma de dejar todo en base a nuestra voluntad. Además, debe tenerse en cuenta que el testamento no es un documento definitivo, hasta que fallece el testador, es decir, que es susceptible de ser cambiado.

La importancia de un buen testamento para proteger tu legado

Cuando una persona se propone otorgar testamento, lo habitual, es que tenga una razón muy definida. Esta puede ser beneficiar a su cónyuge, dejar repartida su herencia en base a su voluntad, incluir a algún heredero que de otra forma no l sería, etc. Razones hay casi tantas como testadores, pero lo más habitual en cualquier caso, es que el fin sea evitar disputas familiares. Y es que si algo ha puesto la práctica jurídica de manifiesto con los años, es que esto es muy habitual.

Como ya hemos adelantado, ante la falta de este documento, la legislación española cuenta con las herramientas suficientes para realizar el reparto, sin embargo, el testamento asegura que se lleve a cabo la voluntad del causante. Entonces, ¿Por qué no es muy habitual realizar este acto? Por desconocimiento y «miedo». El miedo es más bien un sentimiento de no querer ponerse en esa situación, pues nadie quiere pensar en qué ocurrirá el día que ya no esté, por necesario que sea.

En cuanto al desconocimiento, aquí entran en juego algunas leyendas urbanas que de tanto repetirlas, se creen verdad. Una de las más habituales es pensar que el testamento se hace una vez en la vida y lo que ahí se disponga, es incambiable. Falso. Es perfectamente factible otorgar  testamento y mantenerlo actualizado, en base a los cambios en las circunstancias personales o patrimoniales del testador. Al final, el último testamento será el único válido.

Una buena redacción del documento es fundamental

Es fundamental para que un testamento cumpla su objetivo y entre otras cosas, evite conflictos familiares, que esté estudiado y bien redactado. Por ello, el primer paso es acudir a un experto en sucesiones al que poder plantear libremente cuál es su voluntad en base a la herencia, y de este modo, este le pueda aconsejar el modo legal en el que eso se puede conseguir.

No obstante, hay reglas de oro que los testamentos que mejor acaban funcionando, cumplen. Uno de ellos es la individualización del reparto. Es decir, definir perfectamente a qué heredero se le deja cada bien. Es cierto, que esto no siempre es posible, pero lo contrario, dejar un documento en el que se deja todo a los hijos a partes iguales, no resuelve nada. Es como si no se hubiese otorgado testamento.

Por otra parte, como ya hemos adelantado, debemos asumir que un testamento no es un documento incambiable. Por tanto, es totalmente legítimo cambiar las veces que se considere oportuno este documento para que se siga consiguiendo el objetivo del testador. Esto puede ser cambiar la forma de repartir, incluir nuevos bienes o eliminar beneficiarios. Siempre será posible ajustar las disposiciones de este documento de acuerdo con tus necesidades cambiantes.

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