El uso de pirotecnia, ya sean petardos o cohetes, es algo habitual en la época de Navidad, sobre todo en la celebración de Nochevieja o Año Nuevo. Esto constituye un riesgo para la integridad física de quienes lo manipulen. Pero esta no es la única consecuencia del uso de pirotécnicos, ya que también tiene efectos en las personas con autismo o los perros.
En el caso de los niños y niñas con autismo pueden presentar hipersensibilidad en los oídos frente a los ruidos derivados del uso de pirotécnicos.. Por ello, tal y como asegura Diego Neyra, médico psiquiatra del Hospital Especializado San Juan de Dios, es recomendable limitar el uso de pirotécnicos y crear un lugar seguro en casa si se tiene un familiar con autismo.
Además, señala que la pirotecnia «puede causar ansiedad y desesperación en los niños y niñas con espectro del autismo». Aunque sea una decisión triste, alejarse de la ciudad durante las fiestas de fin de año sería la recomendación ideal para los más pequeños con autismo. Para que no sufran,
Como es obvio, dentro de la propia familia se debería procurar eliminar el uso de pirotécnicos. Con respecto al comportamiento con el niño o niña con autismo se debe mantener un contacto cercano con paciencia y tolerancia es la clave para tranquilizar
«Lo importante es estar presente en ese momento y aceptar que esa reacción es parte de la sensibilidad que tiene ante este tipo de hechos», concluye Diego Neyra.
Así afecta los petardos a los niños con autismo
Los niños con autismo son de los mayores afectados por la pirotecnia. Sufren horrores con los petardos. Hay que recordar que los pequeños con autismo tienen un desorden del procesamiento sensorial. Esto hace que tengan los sentidos exacerbados, especialmente el oído, percibiendo los ruidos de manera aumentada. Eso hace que los petardos o cohetes le afecten notablemente.
Estos niños son hipersensibles a los sonidos y a las luces. Por tal motivo los espectáculos de fuegos artificiales, como los de Nochevieja, se convierten en una auténtica tortura para ellos. El ruido de la pirotecnia genera un alto nivel de ansiedad y estrés en las personas con autismo. Y es que pueden llegar a autolesionarse o presentar convulsiones.
De hecho hace unos años se dio el caso de un joven con autismo que fue ingresado con convulsiones por lanzamiento de petardos. La madre del joven señalaba que «mi hijo es un joven con autismo que no entiende estos sonidos, que solo son explosiones cerca. El nerviosismo de estos sonidos inentendibles hizo que convulsionara. Para las madres es un momento desesperante ver que a tu hijo le falta el aire, se estremece todo el cuerpo peleando con la razón y la locura x ayudarlo y no poder», añadía la madre.