El verano es una época del año en el que aumentan las temperaturas de forma considerable, por lo que es necesario llevar a cabo diferentes acciones de precaución. Hay que tener que el calor puede influir en el funcionamiento del sistema cardiovascular y la circulación sanguínea.
Estas precauciones frente a las altas temperaturas son especialmente importantes para las personas que presentan algún tipo de cardiopatía o han tenido anteriormente algún tipo de problema cardiovascular. Para ellos, el calor supone un riesgo añadido.
Desde la Fundación Española del Corazón (FEC) explican que la circulación sanguínea se ve afectada por el calor, debido a que el organismo pierde más líquido de lo habitual y reduce su volumen en el corriente circulatorio. Además, indican que el calor también genera un efecto de vasodilatación de todo el sistema arterial, provocando una circulación sanguínea más lenta de lo normal.
El calor y la circulación sanguínea
El cuerpo humano es inteligente, por lo que ante altas temperaturas utiliza un mecanismo de termorregulación. A través del sudor y la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, intenta disminuir la temperatura corporal.
Cuando esto ocurre, puede tener efectos secundarios, como aumentar la deshidratación o reducir de manera drástica la tensión arterial, que se puede manifestar con mareos, golpes de calor o síncopes.
El calor también tiene efectos sobre la circulación sanguínea, tal y como hemos argumentado anteriormente. Así, muchos de los casos de mortalidad durante las olas de calor están relacionadas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cerebrovasculares.
La hidratación es clave
Durante épocas o momentos de altas temperaturas, la hidratación del organismo es clave para evitar inconvenientes de salud que puedan afectar a la circulación sanguínea o el sistema cardiovascular. Es importante hidratarse aun cuando no se tenga sed.
Algunos de los síntomas más comunes de la deshidratación son cansancio, mateo, baja presión arterial, calambres, contracturas musculares o taquicardia. Es responsabilidad de los padres mantener hidratados a los más pequeños frente a las altas temperaturas, así como en el caso de personas de avanzada edad.
Otro aspecto clave para prevenir este tipo de riesgos es evitar la exposición al sol durante las horas centrales del día (Desde las 12 horas a las 17 horas), ya que es la franja horaria en la que la radiación de los rayos ultravioletas es más fuerte.
Además, desde la Fundación Española del Corazón recomiendan llevar ropa ligera y acorde a la temperatura. La alimentación saludable y equilibrada también es adecuada para protegernos ante los posibles riesgos asociados a las altas temperaturas.
Desde la FEC informan que «en cuanto al ejercicio, el corazón de las personas con insuficiencia cardiaca tiene menor capacidad de reserva para eliminar el calor del cuerpo y puede sobrecargarse con más facilidad, por lo que evitarán riesgos innecesarios si dejan de hacer deporte en condiciones de mucho calor y humedad».
En este sentido, es recomendable realizar actividad física a primera hora de la mañana o en las horas finales del día, siempre evitando las horas centrales.