El deporte paralímpico está destinado para personas con algún tipo de discapacidad física, intelectual o visual. Desde los primeros Juegos Paralímpicos tenidos lugar en Roma en 1960, el deporte paralímpico ha ido progresando y ganando relevancia a lo largo de los años.
La clasificación para los Juegos Paralímpicos permite agrupar a los participantes en clases deportivas en las que los integrantes tienen características similares, con el objetivo de que puedan competir en igualdad y que sean las capacidades de cada deportista y la excelencia deportiva las que determinen el resultado de la competición.
Cada deporte tiene prácticamente un sistema diferente de clasificación que se encarga de definir quién es elegible para competir en ese deporte y quién no. En este sentido, los deportistas se agrupan en Clases Deportivas en función de cómo una deficiencia afecta a la ejecución de las habilidades deportivas requeridas en cada deporte de los Juegos Paralímpicos.
Por ejemplo, un jugador de baloncesto recibe una clase determinada en función de las limitaciones para maniobrar la silla; lanzar o pasar el balón, entre otras. Por esta razón, para que la clasificación minimice el impacto de la discapacidad en el rendimiento deportivo; la clasificación debe ser específica del deporte, y desde hace unos años, se basa en evidencias científicas.
Para poder competir en unos Juegos Paralímpicos el deportista debe tener alguna de las siguientes deficiencias:
- Física
- Visual
- Intelectual
Eso sí, cada deporte tiene un sistema propio de clasificación que detalla qué tipos de discapacidad admiten para competir en la modalidad deportiva correspondiente y también establece el Criterio de Deficiencia Mínima que se exige para ser elegible.
4 pasos de clasificación para los Juegos Paralímpicos
Los deportistas son evaluados por los clasificadores, encargados de formar un panel de clasificación. Estos clasificadores han sido formados, evaluados y certificados por la Federación Deportiva correspondiente. Durante la evaluación del deportista, se plantean cuatro preguntas que se responderán a lo largo del proceso de evaluación:
- ¿Tiene el deportista una deficiencia elegible para el deporte en cuestión?
- ¿Cumple dicha deficiencia el Criterio de Deficiencia Mínima para ese deporte?
- ¿Qué Clase Deportiva encaja mejor con la limitación en la actividad que presenta el deportista?
- ¿Qué estatus le corresponde al deportista tras finalizar el proceso de clasificación?
Este proceso de clasificación dará al deportista un tipo de Clase Deportiva, que le permitirá competir en el deporte paralímpico en igualdad de condiciones y asegurará que sean las capacidades de cada deportista las que determinen el resultado de la competición. De hecho, después del proceso de clasificación, se otorgará al deportista un Estatus Deportivo que marcará cuando debe asistir a nuevas sesiones de evaluación.
¿Es justa la competición en el deporte paralímpico?
La clasificación es la manera de estructurar la competición paralímpica en Clases Deportivas. Esto permite que la competición sea justa entre los deportistas, minimizando el impacto de las deficiencias del rendimiento deportivo. De esta manera la clasificación de la discapacidad agrupa a los deportistas en clases, en las que competirán con rivales que presentan limitaciones similares. En deportes de equipo, la composición de estos está supeditada al número de clases o puntación máxima que pueden tener los jugadores durante el juego.
Así, para asegurar una competición y unos Juegos Paralímpicos justos, todos los deportistas deben tener asignada una Clase Deportiva y un Estatus Deportivo. La única forma de conseguir una Clase Deportiva y un Estatus Deportivo es acudiendo a una sesión de evaluación llevada a cabo por un panel de clasificación de manera oficial.
La Clase Deportiva será la encargada de determinar en qué clase entrará el deportista en la competición, mientras que el Estatus Deportivo marcará el tiempo con el que deben acudir a las sesiones de evaluación de la discapacidad.