La piel es una de las partes de nuestro cuerpo que más sufren con las bajas temperaturas y el frío extremo. La urticaria por frío (UF) es una de las patologías que más incidencia tiene en la población. Por ello lo mejor es seguir las recomendaciones de los expertos para poder combatirla.
Para ello, expertos en Alergología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) han recomendado ante la urticaria inducida por frío (UF) limitar la actividad exterior en días especialmente fríos o ventosos. Además de no consumir alimentos fríos y protegerse y abrigarse cuando salgan a la calle.
Este tipo de alergia en la piel, según los datos registrados, tiene una incidencia anual del 0,05 por ciento y es la segunda urticaria inducible en frecuencia, casi hermanada con la urticaria inducida por ejercicio físico.
La UF consiste en la aparición de picor, enrojecimiento, ronchas (o habones) e hinchazón de la piel (angioedema) tras la exposición a bajas temperaturas. Habitualmente se localiza en las zonas del cuerpo expuestas al frío (manos, cara…) aunque a veces se extiende más o incluso se generaliza.
«No obstante, en algunos casos, tras una intensa exposición sistémica al frío, los síntomas pueden ser generales y graves. Incluyendo reacciones anafilácticas, con síntomas cardiovasculares -mareo o pérdida de conocimiento- y respiratorios», ha señalado el médico especialista en Alergología y miembro de SEAIC, Ignacio Jáuregui.
Recomendaciones para evitar alergias en la piel
Asimismo, los expertos recomiendan que, ante cualquier síntoma, se derive al paciente a las consultas de Alergología para confirmar el diagnóstico. Y, si es posible, se ofrezcan al paciente medidas individualizadas tras realizar los estudios convenientes.
«Principalmente aconsejamos evitar las actividades acuáticas, que son conocidas como facilitadoras de anafilaxia. Sobre todo si las exposiciones son prolongadas o de toda la superficie de la piel«, afirma la médica adjunta de la Sección de Alergia del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC) y miembro de SEAIC, Beatriz Veleiro.
«No obstante, un estudio adecuado individualizado podría servirnos para indicarle al paciente que no se puede bañar en el Atlántico, pero sí en el Mediterráneo, que es más cálido, por ejemplo», prosigue la experta.
En este sentido, también advierte acerca de las intervenciones en un quirófano e insisten en avisar previamente a los sanitarios para que atemperen adecuadamente la sala.
«Los pacientes sufren dificultades para salir a la calle en días de viento, al mojarse con gotas de lluvia, cuando entran un día de calor en un centro comercial con aire acondicionado o al permanecer en clase en invierno con las ventanas abiertas, como ocurre en estos tiempos de pandemia», han subrayado los expertos.
¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?
Para confirmar el diagnóstico de UF, los expertos explican que realizan de forma controlada un test de exposición al frío. Empleando la técnica del cubito de hielo, que es el más frecuente, y que consiste en la aplicación de frío.
Concretamente se utiliza un cubito de hielo o un tubo de ensayo con agua congelada sobre la cara anterior del antebrazo, durante cinco minutos.
Cuando pasan 10-15 minutos, si el paciente es alérgico, experimentará picor en la piel y un habón con la forma del cubito de hielo.
«Solamente en algunos casos se debe alargar la exposición o bien sumergir los brazos en agua fría para confirmar el diagnóstico», indican los alergólogos.
Además de este método, también existe el Temptest. Este se trata de un aparato basado en el efecto Peltier, que tiene un hilo metálico capaz de producir un gradiente de temperatura entre 4 y 44ºC. Sobre el que el paciente coloca el antebrazo durante 5 minutos.
«En el caso de que el resultado sea positivo, este aparato nos permite conocer el umbral de respuesta del paciente. Es decir, la temperatura que provoca picor o habones en ese momento», explica la doctora Veleiro.