En España es posible acceder a una pensión de incapacidad permanente por enfermedad laboral o enfermedad común. No obstante, el Tribunal Médico de la Seguridad Social, encargado de evaluar cada caso, no cuenta con un listado de patologías para tratar a un paciente.
Es decir, el Instituto Nacional de la Seguridad Social estudia cada caso de forma individual y atendiendo a una serie de criterios concretos. Tener una enfermedad específica no siempre da derecho a una pensión de incapacidad permanente.
Además, uno de las acciones más importantes que lleva a cabo el Tribunal Médico de la Seguridad Social es determinar que tipo de incapacidad permanente le corresponde a una determinada persona según su grado de invalidez físico o psicológico. Estos son los tipos más frecuentes en España:
- Incapacidad permanente parcial: Genera en el trabajador una disminución no inferior al 33% en el rendimiento de su profesión habitual:
- Incapacidad permanente total: En este caso, inhabilita al trabajador para desempeñar su profesión habitual, pero puede desarrollar otra actividad laboral, cuyo grado de incapacidad se lo permita.
- Gran Invalidez: El trabajador precisa de asistencia de otras personas para poder llevar a cabo los actos más esenciales de la vida.
- Incapacidad permanente absoluta: Inhabilita al trabajador para cualquier profesión u oficio.
Incapacidad permanente por depresión
La depresión es un tipo de enfermedad mental que puede dar acceso a una pensión de incapacidad permanente, aunque para ello es necesario pasar un estricto control por parte de los médicos de la Seguridad Social encargados de otorgar dicho derecho a la prestación.
Además, la depresión es una patología psicológica compleja. Son muchas las personas que no son conscientes de que tienen depresión y simplemente piensan que no se encuentran bien anímicamente. Además, la sociedad tienden a quitar importancia a una enfermedad que puede ser más grave de lo que parece.
Así, la incapacidad permanente total se suele reconocer cuando la depresión afecta a trabajadores cuya labor supone un riesgo para terceros. Por ejemplo, en caso de conductores de autobuses o camiones; o policía. Además también es habitual su concesión a aquellas personas que desempeñan una profesión que requiere alta exigencia mental.
En el caso de la incapacidad permanente absoluta, suele producirse cuando la persona solicitante cumple con los criterios generales marcados por la Seguridad Social. Es decir, que la enfermedad sea crónica y no existan ya posibilidades terapéuticas para su cura.
Puede darse el caso cuanto el Tribunal Médico entienda que debido a los síntomas o afectación el trabajador no se encuentra en disposición de desarrollar ningún tipo de actividad laboral.
Gran Invalidez por depresión
Por último, otorgar la Gran Invalidez por depresión es prácticamente inusual. Únicamente puede producirse en caso de que el grado de depresión y los síntomas sean muy graves; hasta tal punto que la persona afectada necesite la atención de un tercero por riesgos de autolesión o toma de medicación.
Desde ‘CampmanyAbogados’, especialistas en incapacidad permanente y derecho laboral, han tratado en más de una ocasión casos en los que la Seguridad Social ha tenido que dar la razón al paciente y obtener una prestación de estas características por depresión.