Fundación Adecco ha presentado el informe Tecnología y Discapacidad por decimoprimer año consecutivo. Este análisis ha profundizado en cómo la tecnología se está alzando como gran acelerador del proceso de inclusión social y laboral de las personas con discapacidad, en una sociedad eminentemente digitalizada. Todo ello con una idea clara: luchar por la plena inclusión. Para ello ha lanzado propuesta relacionadas con el empleo, turismo, ocio…
De nuevo, este trabajo se presenta próximo al 15 de julio, Día Internacional de las Tecnologías Apropiadas, un término que hace referencia a los avances tecnológicos que contemplan la dimensión ética, cultural, social, económica y medioambiental en su planteamiento. La combinación tecnología y discapacidad encaja a la perfección en este marco, al ser las personas con discapacidad un target estratégico para un desarrollo tecnológico inclusivo, que no deje a nadie atrás, como reza la máxima de la Agenda 2030.
Este informe basa sus conclusiones en una encuesta a 300 personas con discapacidad, complementada con datos oficiales de contratación ofrecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal, así como otras fuentes de referencia como el informe anual del INE sobre el empleo de las personas con discapacidad o el informe AROPE sobre el Estado de la Pobreza en España.
El empleo de las personas con discapacidad se revitaliza en 2022: “vivimos el mejor momento para la inclusión”
Tras haber superado lo más duro de la Covid-19, la contratación de personas con discapacidad ha recuperado su vitalidad previa a la pandemia, cuando su empleo había cogido velocidad de crucero.
Así, tras un hundimiento de la contratación en 2020, del 25%, 2021 se saldó con un crecimiento de 14% y, en lo que llevamos de 2022, ha crecido un 32% con respecto al mismo periodo del pasado ejercicio, superando en un 13% los niveles de contratación previos a la pandemia.
Detrás de este incremento no solo se encuentra la reactivación de sectores como el turismo o la hostelería tras la crisis de la Covid-19, sino una mayor conciencia social y empresarial. La pandemia ha actuado como revulsivo para que las compañías den un paso al frente en su responsabilidad social y empiecen a valorar la diversidad como elemento clave para su competitividad, conscientes de que en esta era no podrán ser sostenibles si no se preocupan por el bienestar de las personas y de su entorno.
Junto a ello, la digitalización súbita también ha acelerado un fenómeno que ya se venía gestando en los últimos años y que está permitiendo que muchas personas con discapacidad puedan aportar su talento a través de nuevas soluciones y aplicaciones tecnológicas. Por último, en estos últimos años estamos superando, además, viejos estigmas que nos sitúan hoy en el mejor momento para abordar la inclusión, en una coyuntura idónea para trabajar con las empresas en la optimización de sus políticas de Diversidad, equidad e inclusión, avanzando hacia entornos más diversos y competitivos, que no dejen a nadie atrás”– declara Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
2040, ¿la década de la inclusión?
No obstante, el directivo añade que: “la voluntad y el compromiso de las empresas es creciente pero las cifras de exclusión siguen siendo alarmantes. Según el informe AROPE, el 26% de la población está en riesgo de exclusión y/o pobreza, siendo las personas con discapacidad un sector de la población especialmente expuesto a esta realidad.

Por otra parte, y a pesar de que la sensibilidad social ha evolucionado sustancialmente en las últimas décadas, queda aún mucho camino por recorrer para desterrar de forma definitiva prejuicios y estereotipos que siguen lastrando el proceso de inclusión, especialmente entre aquellas personas con discapacidades intelectuales y/o derivadas de problemas de salud mental”.
En el año 2019, la Fundación Adecco realizó un pronóstico futurista para vaticinar en qué momento se produciría la plena inclusión de las personas con discapacidad. Cruzando diferentes indicadores laborales (tasa de actividad, desempleo, ocupación) y teniendo en cuenta factores sociales y tecnológicos, la predicción fijaba el año 2249 como el ejercicio en el que se alcanzaría este gran hito.
Tecnologización
Sin embargo, la pandemia ha traído consigo un proceso de tecnologización súbita, consolidando la economía digital y abriendo nuevas y crecientes oportunidades para la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Con todo ello, el proceso de inclusión laboral de las personas con discapacidad podría acelerarse, a tenor de avances como los siguientes:
- La irrupción de tecnologías adaptadas y productos de apoyo tecnológicos, que facilitan las tareas y rutinas de las personas con discapacidad. Por ejemplo, equipos y programas para aumentar la movilidad, la audición, la visión o las capacidades de comunicación.
- La robotización y la digitalización, que tienen un gran potencial para acabar con las barreras de discriminación basadas en variables como la fuerza física, inercias o roles que tradicionalmente han perjudicado a las personas con discapacidad.
- La consolidación del teletrabajo, que está permitiendo a las personas con discapacidad desempeñar su puesto de trabajo evitando el factor desplazamiento, que tan costoso resulta en ocasiones.
Impacto social del Covid-19
Además, el impacto social de la Covid-19 ha impulsado compromiso empresarial: gran parte de las organizaciones han entendido, de forma definitiva, que no podrán ser sostenibles si no se comprometen con su entorno, habiendo reforzado sus políticas de responsabilidad social y sus estrategias de Diversidad, equidad e inclusión.
Es cierto que gran parte de las personas con discapacidad coincide en que la pandemia ha tenido un fuerte impacto en su calidad de vida en el corto plazo. Así se desprende del informe Discapacidad y Familia, desarrollado por la Fundación Adecco, con la colaboración de Gedia, un mayoritario 91% de las familias con personas con discapacidad valora que sus hogares han sido doblemente afectados por la pandemia y que aún no se han levantado de la crisis, mermando su poder adquisitivo (60%) y reduciendo sus redes de apoyo sociales (45%).
Sin embargo, también reconocen que esta era ha abierto nuevas posibilidades para ellos, de la mano de la revolución digital. De este modo, más de 4 de cada 10 encuestados (41,2%) considera que el pleno empleo de las personas con discapacidad podría alcanzarse en la década 2040, gracias a los avances tecnológicos y de la Inteligencia Artificial.
Por otra parte, un 19,1% que opina que habrá que esperar hasta 2050 para que la tecnología posibilite este cambio de paradigma; a continuación, un 18,5% lo atrasa al decenio 2060 y un 9,3% es más optimista y estima que el pleno empleo tendrá lugar en la década 2030.
Sin embargo, un 11,9% valora que la tecnología nunca tendrá capacidad por sí misma para alcanzar la plena inclusión laboral de las personas con discapacidad, ya que los avances tecnológicos no implican un cambio de mentalidad social.