La siesta es como se denomina a la acción de dormir durante un periodo de tiempo reducido después de almorzar. Los expertos recomiendan que la siesta no tenga una duración superior a una hora y destacan los efectos de este hábito para la salud.
Muchas personas acostumbran a dormir la siesta después de comer, siempre que su rutina diaria se lo permita. Si bien, esta actividad debe tener una duración recomendada de 20 o 30 minutos, sin sobrepasar la hora. De esta forma, ayudará a descansar el organismo.
Si bien, algunos estudios realizados recientemente sugieren que la siesta nunca puede utilizarse como sustitutivo del sueño nocturno. Y es que durante la noche se alcanza la fase NREM, que permite reparar y revitalizar al organismo.
¿La siesta engorda?
Tradicionalmente, a la acción de dormir la siesta se le han atribuido diferentes perjuicios de manera extendida. Sin embargo, por lo general, realizar esta acción dentro de las recomendaciones de los especialistas del sueño puede tener grandes beneficios para la salud.
Uno de los mitos más extendidos al respecto es que dormir la siesta engorda. Sin embargo, esta afirmación no es cierta. Al respecto, desde el Instituto del Sueño argumentan que «durante el sueño, liberamos un tipo de hormona llamada leptina, cuya función es transmitir sensación de saciedad. La siesta es demasiado corta para interferir en procesos metabólicos, por lo que, a pesar de las leyendas, ni engorda ni adelgaza».
Por lo tanto, siguiendo las explicaciones de los expertos, esta actividad del sueño ni engorda ni adelgaza siempre que se realice en un periodo de tiempo recomendado de 20 o 30 minutos.
Además, para potenciar los beneficios de la siesta, los especialistas insisten en la importancia de llevar a cabo esta acción en unas condiciones idóneas de oscuridad, con una habitación ventilada de forma correcta y preferiblemente sentado o recostado en un sillón.
Beneficios para la salud
En definitiva, debemos dejar a un lado la creencia de que dormir la siesta engorda o adelgaza, ya que no interviene en ningún proceso metabólico. Si bien, es recomendable evitar las siestas superiores a una hora, ya que algunos estudios sugieren que podrían relacionarse con una mayor acumulación de grasas; aunque no existe une evidencia científica que lo certifique.
Más allá de esta cuestión, los profesionales de la Fundación Española del Corazón (FEC) destacan los grandes beneficios de dormir una siesta de forma adecuada.
Entre estos efectos favorables, resaltan que evita el riesgo de cardiopatías, reduce la presión arterial, aumenta el aprendizaje, facilita la concentración, mejora los reflejos, estimula la creatividad, fomenta la positividad o mejora el estado de ánimo.
Recientemente, un nuevo trabajo de investigación realizado por Centro de Enfermedad de Alzheimer y Trastornos Relacionados, en el Centro de Salud Mental de Shanghai, y de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao Tong, afirma que dormir la siesta tiene efectos favorables para la salud de las personas más allá de los 60 años, incluso reduciendo el riesgo de demencia.
En definitiva, una siesta realiza de forma adecuada en un periodo de 30 minutos repercute positivamente en la salud, no contribuye a engordar ni a adelgazar. No obstante, las siestas de una hora y media o dos horas no son aconsejable y pueden tener efectos negativos en el organismo.
Al respecto, desde el Instituto del Sueño detallan que «es importante no entrar en el sueño profundo, del que nos costaría más despertar. Pone en marcha mecanismos cerebrales que harán que tardemos tiempo en volver a ponernos en funcionamiento. Tendremos sensación de cansancio y además nos cobrará un peaje respecto a la capacidad de dormir luego por la noche».