La caída del cabello incrementa en las personas con Coronavirus

Las personas que han superado el Covid-19 están comenzando a presentar secuelas, siendo la más evidente la caída del cabello acelerada

El Coronavirus está dejando consigo grandes consecuencias en la sociedad, sanitarias, económicas y personales. La pandemia ha provocado la muertes de miles de personas en todo el mundo, el cierre de negocios y una crisis económica sin precedentes. Pero además empiezan a conocerse las secuelas que ocasiona el virus en las personas que han padecido la enfermedad. Entre ellas, destaca la caída del cabello.

La caída del cabello es una de las secuelas más evidentes en personas que han padecido el Covid-19. Un hecho que se incrementa por la situación de estrés que viven los pacientes y que también pueden desarrollar familiares y amigos.

Son muchas las personas que comienzan a acudir a profesionales en la materia para poner solución a esta consecuencia directa de haber estado contagiado por el virus y prevenir que la alopecia se convierta en un compañero de viaje. La dermatóloga Claudia Benítez confirma esta tendencia a Redacción Médica: «El número de pacientes con caída de cabello abundante está aumentando».

Según la doctora, «son pacientes que van a requerir tratamiento médico para estimular el crecimiento, con lo cual podrán volver casi a la normalidad». Una de los mecanismos más sencillos es devolver la frondosidad al cuero cabelludo mediante el uso de técnicas no invasivas, para devolver la fuerza capilar a las personas que han sido pacientes de Covid-19.

No obstante, parece que muchas personas que han superado el Coronavirus no consiguen devolver a su cabello el estado original mediante un tratamiento. Esto podría derivar en que las personas busquen otros métodos como la cirugía.

Los expertos inciden en las consecuencias negativas que provoca la pérdida del cabello en la salud mental de las personas que lo padecen. Por lo tanto, esta sería otro de los resultados nocivos para las personas que han sufrido el virus del Covid-19 durante la pandemia.

En este sentido, la especialista Claudia Benítez, destaca: «El pelo es el encargado de enmarcar la cara y su falta puede dar una falsa sensación de envejecimiento o menor belleza. Por ello, las consultas para tratamiento capilar o trasplante son muy frecuentes.

El confinamiento también ha provocado un aumento de la caída del cabello

Otros factores como el estrés o la ansiedad generadas durante el periodo del confinamiento también ha provocado la caída acelerada del cabello. Tanto en personas sanas, como en pacientes de Covid-19.

La caída del cabello incrementa en las personas con Coronavirus

Así lo asegura el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral, que explica que se ha producido un incremento cuantitativo de las consultas médicas en relación a este tema. La mayoría de personas padecen telógeno agudo, una alteración caracterizada por una pérdida acelerada del cabello a causa de de la ansiedad o el estrés.

«Este año estamos viendo casos en los que el cabello sigue sin recuperar el grosor y la densidad producida por ese proceso. Son casos de efluvio telógeno agudo, caracterizado por una pérdida muy acelerada de cabello asociada a algún evento ocurrido aproximadamente 3 meses antes del diagnóstico. Es decir, coincidiendo con el confinamiento», señala el doctor Sánchez Viera.

Una persona, en circunstancias normales, suele perder unos 100 cabellos de forma diaria. Sin embargo, cuando padece el efluvio telógeno esas cantidades pueden aumentar hasta los 300 cabellos por día. En estos casos, la recuperación del cabello perdido se ralentiza, pudiendo prolongarse hasta los 3 meses.

La alimentación juega un papel crucial

La alimentación es un factor fundamental para mantener sano nuestro cabello. Por eso es muy importante saber que alimentos son más beneficiosos para nuestro cuero cabelludo, ya que hay determinadas dietas donde eliminamos nutrientes esenciales para nuestro pelo.

Para evitar una caída del cabello acelerada no deben faltarnos vitaminas B6, B12 y A; proteínas como la biotina y el ácido fólico; o minerales como el hierro magnesio, yodo, silicio, azufre, cobre y zinc.

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