Desde el tercer trimestre de 2021, España comenzó a experimentar una inflación e incremento de precios. Esta inflación ha alcanzado niveles considerablemente elevados durante el año 2022, especialmente marcado por el incremento de las materias primas combustibles fósiles y las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Así lo expresan los profesionales de BBVA.
El origen de esta elevada inflación se sitúa en el precio de la energía, aunque ha ido extendiéndose al resto de productos y servicios. Uno de los efectos más importantes de esta inflación ha sido el encarecimiento de la cesta de la compra, algo que ha afectado de forma considerable a miles de familias en toda España.
Al respecto, desde BBVA explican que «la inflación subyacente (es decir aquella en la que no se incluye el precio de las energías – electricidad, petróleo, gas- y de los alimentos no elaborados- frutas-verduras.) se sitúa en niveles muy elevados, pese a que ha comenzado a descender el precio del petróleo».
Hay que tener en cuenta que en el mes de septiembre de 2022, el Índice de Precios al Consumo (IPC) se ha situado en un 9% en España. Si bien, se ha reducido en 1,5% respecto al mes de agosto de este mismo año. En cualquier caso, sigue siendo una cifra muy elevada y con efectos en muchas familias, que encuentran dificultades económicas para llegar a fin de mes.
Inflación e IPC en España, según BBVA
Muchas personas confunden la inflación con el IPC, aunque no son lo mismo. En concreto, para medir la tasa de inflación se utilizan los métodos del PIB y el IPC. Así, el objetivo del IPC es calcular el coste de la vida y los efectos de la inflación económica en los consumidores individuales.
Para ser más exactos, el IPC tiene la capacidad de medir la variación media de los precios de bienes y servicios en un periodo de tiempo determinado. Los profesionales de BBVA explican que «para ello se seleccionan en este índice productos concretos, similares a los que forman parte del consumo de una familia media, como determinados alimentos, calzado y textil, carburantes, transportes y otros servicios. Se trata de productos que se adquieren de manera habitual y que suponen el principal gasto de las familias en su consumo».
Por otra parte, otro indicador del aumento de precios es la inflación subyacente. En este sentido, el IPC subyacente no tiene en cuenta en el cómputo global el precio de ciertos bienes y servicios, como la energía o alimentos no elaborados.
El IPC armonizado
El IPC se utiliza para determinar los incrementos de precios y el coste de la vida, por lo que en determinados casos se suele confundir con la inflación. No obstante, desde BBVA matizan que «es cierto que el IPC, al contar con una gran variedad de productos de diferentes sectores, puede recoger en buena medida la inflación, es decir, el incremento de los precios«.
En otro orden de cosas, es necesario hablar del IPC Armonizado (IPCA), que sirve para comprar entre países. Es decir, se seleccionan los mismos productos y servicios de todos los países para un mismo tipo de población, teniendo en cuenta que el IPC normal varía según los patrones de consumo de cada país.
Finalmente, hay que recordar que las pensiones contributivas y no contributivas se revalorizan en España en función del IPC interanual del año anterior. Por tanto, una subida de precios provoca un aumento de la cuantía de las pensiones para el año anterior. En este sentido, el Gobierno de España estima que las pensiones se revalorizarán en torno al 8,5% en 2023.