Un bar apuesta por la accesibilidad y lanza su carta en braille

La Taberna El Embrujo, situada en Toledo, apuesta por mejorar las condiciones de accesibilidad de las personas con discapacidad visual

La Taberna El Embrujo lanza una carta accesible en braille

Una taberna, situada en Toledo, se ha convertido en los últimos días en noticia relacionada con el mundo de la discapacidad y accesibilidad, ya que se han encargado de lanzar la carta de comidas y bebidas del bar en braille, para que las personas con discapacidad visual o que sean ciegas no sean discriminados, como ocurre con el resto de bares y restaurantes.

El objetivo del restaurante situado en Toledo, Taberna El Embrujo, es apostar por la accesibilidad de todas las personas, sobre todo de las personas con discapacidad o que sean mayores. En este caso, se ha centrado en el caso de las personas con discapacidad.

En un post de Facebook desde la cuenta oficial de Taberna El Embrujo señalan lo siguiente: «Ya puedes pedir tu carta en Braille en Taberna Embrujo. A partir de ahora, las personas con discapacidad visual podrán conocer nuestra carta de primera mano. ¡Pídela a nuestros empleados y te la facilitarán!».

¿Qué es el braille?

En 1825, Luis Braille ideó su sistema de puntos en relieve: el sistema braille, también conocido como cecografía, aporta a las personas ciegas una herramienta válida y eficaz para leer, escribir, acceder a la educación, a la cultura y a la información sin necesidad de ver, guiándose solo por el tacto.

Luis Braille se quedó ciego debido a un accidente durante su niñez mientras jugaba en el taller de su padre. Cuando tenía 3 años, el director de la Escuela de Ciegos y Sordos de París, donde estudiaba el joven Braille, le pidió que probara un sistema de lectoescritura táctil inventado por el militar Charles Barbier de la Serre para transmitir órdenes a puestos de avanzada sin tener necesidad de delatar la posición durante las noches.

Más adelante, Luis Braille descubrió al cabo de un tiempo que el sistema era válido y lo reinventó utilizando un sistema de 8 puntos. Al cabo de unos años lo simplificó dejándolo en el sistema universalmente conocido y adoptado de 6 puntos.

El braille es de todos

El Juzgado de Primera Instancia número 1 de Cáceres declaró el 30 de diciembre de 2014 «la nulidad total» de un modelo de utilidad (un tipo menor de patente) que pretendía hacer exclusivo el uso del sistema braille cuando aparece en combinación con caracteres visuales impresos en cualquier tipo de producto, desde un medicamento a una tarjeta de visita. Más recientemente, el 16 de abril de 2015, el mismo juzgado se reiteró en su fallo y ordenó solicitar a la Oficina Española de Patentes y Marcas la cancelación de la patente y la eliminación de la misma de todos sus registros. Este fallo a favor de una denuncia interpuesta por la ONCE es, en realidad, la constatación de que los únicos propietarios del sistema braille de lectoescritura son sus usuarios.

Una persona con discapacidad visual leyendo en braille
Una persona con discapacidad visual leyendo en braille

El sistema de lectoescritura braille lleva inventado casi doscientos años y de haberse utilizado en combinación con caracteres visuales desde hace décadas. Además, no puede convertirse en un producto comercial que limite el acceso a las personas con discapacidad visual a los productos en que aparece.

La Comisión Braille Española y, por ende, la ONCE, han peleado desde su fundación por todo lo contrario: porque el braille esté presente en todos aquellos productos que, siendo de utilidad para todos los ciudadanos, solo incluyen información impresa en caracteres visuales. Desde un analgésico a una papeleta de voto, o desde una botella de vino a una tarjeta de visita, la Comisión Braille Española ha fijado y sigue fijando las normas que definen la correcta impresión del sistema braille en envases, cartelas, tarjetas o etiquetas, con el fin de que sean legibles y cumplan su función comunicativa.

Con esta sentencia queda claro que el uso del braille en combinación con caracteres visuales no solo es gratuito y libre, sino obligatorio en algunos casos (como en los envases de medicamentos) y muy aconsejable para todos aquellos que quieran dar mayor difusión a sus productos, haciéndolos accesibles para todas aquellas personas que antes pasaban de largo ante ellos por ignorar si lo que ese envase, ese bote o esa botella contenían era o no de su interés.

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