La baja laboral es una herramienta legal que tiene como objetivo proteger al trabajador en momentos de enfermedad o lesión por algún accidente. Es un periodo que se le concede sin tener que trabajar, para poder llevar a cabo el tratamiento pertinente y recuperarse de su dolencia. Para conseguirla, basta con acudir a un profesional médico y que este certifique que efectivamente, el trabajador sufre una dolencia por la que no puede desarrollar su actividad profesional habitual.
Sin embargo, la baja laboral es en muchas ocasiones objetivo de críticas, por parte de todos los implicados. Por una parte, hay trabajadores que pueden abusar de esta herramienta, y poner a la empresa en una situación complicada. Del mismo modo, el empresario puede no entender el motivo de la baja y complicar la existencia al trabajador. El médico por su parte, debe dar fe de la dolencia, pero la gravedad en ocasiones es muy subjetiva y depende de lo que afirme el trabajador.
Se endurecen los requisitos para una baja laboral
A priori, todas las partes implicadas cuando un trabajador pide una baja laboral, deben confiar en que la petición de esta herramienta está más que justificada. Es decir, que no se usa de manera irresponsable por ninguna de las partes para beneficiarse de un fin, que no es el de recuperarse de una enfermedad o lesión. Pero, ¿Por qué existe dicha desconfianza? Por los datos que se manejan en cuanto al uso de esta opción.
Por ejemplo, según un informe llevado a cabo entre ‘Umivale Activa’ y el ‘Ivie’, en España se registraron durante el año 2023, más de 450 bajas laborales por cada 1.000 trabajadores. Una cifra desorbitada, que encaja con los ocho millones de personas estuvieron de baja laboral el año pasado, según el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
Y es que la consecuencia de estos datos, es que las bajas laborales son el segundo gasto más importante de la Tesorería General de la Seguridad Social tras las pensiones, con un total de 14.000 millones de euros destinados en exclusiva, a empresas y trabajadores que se acogían a esta opción. Estos datos desorbitados, son los que han hechos a las administraciones dudar de algunas de las bajas laborales, y tomar medidas para endurecer parte de este trámite.
Cambio a la hora de tramitar la baja laboral
El Gobierno ha decidido comenzar un proceso de cambio en la gestión de una baja laboral, y para ello, ha introducido en primer lugar, una medida de control. Desde el mes de abril, no son los trabajadores los que tienen que llevar hasta su empresa el parte de baja laboral. Es decir, el parte médico. Y es que hasta la llegada de este cambio, era el propio trabajador el que tenía que llevar a cabo este trámite que perjudicaba a todos.
Por una parte, perjudicaba al trabajador. Pues estando de baja laboral por alguna dolencia, tenía que acudir a la empresa a tramitar su baja. Sin embargo, la medida no está pensada solo para facilitarle el trabajo. Bien es cierto, que parte del tiempo perdido en burocracia se gana, ya que en la actualidad, será el facultativo médico el que envíe directamente a la empresa el parte médico necesario para poder acogerse a una baja laboral.
Por tanto, el primer cambio y medida de control, es que ahora será el profesional médico el que envía el parte de baja laboral a la empresa. De este modo además, se gana en veracidad en cuanto al peso de credibilidad que se le da al informe. Pues en este caso, la comunicación es directa, y el empresario tiene la garantía de que un especialista avala el tiempo de recuperación que necesita un trabajador.