El ajo está ganando peso en nuestra dieta por muchas razones. Se está convirtiendo en uno de los alimentos clave y eso nuestra presión sanguínea lo nota. De ahí que sea una de las grandes llaves de nuestro corazón, por así decirlo, porque cada vez son más las personas que lo incluyen en su dieta porque favorece directamente a nuestra circulación sanguínea, mejorando la fluidez de nuestro sistema circulatorio.
Se trata, sin duda, de un alimento esencial para nuestra salud, no sólo porque sea nutritivo, sino porque contiene diferentes tipos de vitaminas por la que se convierte en algo muy especial.
Tiene minerales y vitaminas el ajo como el manganeso, las vitaminas B6 y C, selenio, calcio, cobre o potasio, por añadir algunas a la lista.
Pero también hay que añadir que es uno de los alimentos que menos calorías tiene, de ahí que su importancia en nuestra dieta rica y equilibrada sea mayor.
¿Qué es la alicina, la clave del ajo para nuestra sangre?
Tiene grandes aportes de alicina el ajo, que cuenta con propiedades antibióticas vitales para evitar el desarrollo de algunas enfermedades.

La alicina es el producto de la conversión de la alina, que se encuentra en el ajo, por intermedio de la catálisis de la enzima alinasa. Es un compuesto azufrado que posee diversas actividades farmacológicas de interés.
Tampoco es cuestión de creer que el ajo es milagroso, pero sí es un brazo más que saludable de nuestra pirámide alimenticia que no debemos minusvalorar.
Y es que el ajo lucha contra el colesterol, fortalece el sistema inmunitario, reduce la tensión arterial, es antiinflamatorio, evita resfriados y mejora el asma.
El valor nutricional de cada 100 gramos de ajo crudo es elevado, de ahí su importancia clave para reducir nuestra presión sanguínea. Echa un ojo a su esquema:
- Energía: 149 Kcal
- Grasa Total: 0 g
- Carbohidratos: 33,1 gr
- Colesterol: 0 mg
- Sodio: 17 mg
- Agua: 58,58 mg
- Proteína: 6,36 g
¿Cuáles son los beneficios de tomar ajo crudo?
Tiene la facilidad el ajo de ser un potente anticoagulante que contribuye a diluir la sangre y prevenir la trombosis, entre otros accidentes a nivel sanguíneo.
Cuenta a su vez con efectos antibacterianos, algo que ayuda a numerosas bacterias, entre ellas la salmonela y la escherichia-coli.
El ajo es antifúngico, esto es, que reduce la necesidad de oxígeno de los hongos, ralentizando su crecimiento. También rebaja el colesterol malo.
Es conveniente saber que el sulfuro del ajo crudo relaja y mejora la elasticidad de las venas, permitiendo un paso más fluido de la sangre.
A su vez, es antioxidante. Eso ayuda de forma definitiva a prevenir enfermedades degenerativas de cualquier índole. Tiene también un papel antiviral importante por el cual evita enfermedades infecciosas.