El 28 de agosto de 2024 será un día que quedará guardado en la retina de los Juegos Paralímpicos, ya que se dio inicio a París 2024. Unos juegos que van a destacar por ser los más universales e igualitarios de la historia. Y es que el hecho de celebrar la ceremonia de inauguración fuera de un estadio ya es historia de por si. Además, el mensaje que se ha lanzado al mundo es muy claro: una revolución por la inclusión social de las personas con discapacidad.
El centro de la capital francesa fue el corazón de todo este espectáculo, que se desarrollo desde los Campos Elíseos hasta la emblemática plaza de la Concordia y con el broche final en el Jardín de las Tullerías.
Duro casi tres horas y media esta ceremonia, que contó con la presencia en el palco de autoridades como Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional (IPC, por sus siglas en inglés), y Emmanuel Macron, presidente de Francia.
La ceremonia de inauguración: inclusión social de las personas con discapacidad
El acto de apertura se basó en la inclusión social de las personas con discapacidad bajo el lema ‘Paradoja: de la discordia a la concordia’. Unos 500 artistas, algunos de ellos con discapacidad, participaron en esta ceremonia, que contó con un espectáculo de teatro al aire al aire libre, con música y danza.
Según datos facilitados por el Comité Paralímpico Español, la ceremonia de inauguración fue seguida ‘in situ’ por decenas de miles de personas y, previsiblemente, por unos 300 millones de telespectadores de todo el mundo.
El acto se dividió en varias partes, con el siguiente orden:
- Teatro al aire libre
- Desfile
- Discursos sobre la «revolución de la inclusión»
- Encendido del pebetero
A continuación vamos a desarrollar un poco como fue cada uno de ellos.
Teatro al aire libre
El objetivo que se marco la dirección del espectáculo era dar visibilidad a las personas con discapacidad, que representan un 15% del total de la humanidad. Y es que este colectivo se encuentra a diario a desafíos que debe de superar. En este sentido, el objetivo era contrarrestar las opiniones preconcebidas de este sector de la población, es decir, erradicar las exclusiones en favor de la inclusión.
De esta manera, la ceremonia de inauguración se convertía en una especie de revolución a favor de la discapacidad. Todo ello en un lugar histórico y que se convirtió durante unas horas en un teatro al aire libre con un escenario en torno al obelisco y rodeado de seis tribunas. Apareció Théo Curin, nadador francés que compitió en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, que abría dicho acto al volante de un taxi cubierto de ‘Phryges’, el gorro frigio que representa las mascotas de París 2024.
El espectáculo contó con dos grupos de bailarines. Uno mayoritario que representaba una sociedad estricta, y otro, mucho más pequeño, que mostraban un carácter más abierto. Esto provocó situaciones discordantes que permitían reconocer comportamientos sociales, como paradoja de una sociedad que reivindica la inclusión, pero no integra plenamente a este último sector de la población.
Desfile
Al ritmo del DJ francés Myd, comenzó el desfile de todas las delegaciones nacionales que van a competir estos días e París 2024. Los Campos Elíseos acogieron dicho desfile, que contó con la presencia de ‘Phryges’ paralímpicos, que acompañaban el ambiente festivo.
La expedición española, encabezada por el palista de tenis de mesa Álvaro Valera y la judoka Marta Arce, apareció en el 48º lugar, con un grupo formado por más de 150 personas, entre deportistas, técnicos, médicos, fisioterapeutas y personal administrativo.
Revolución de la inclusión
Se izó la bandera de Francia al ritmo de La Marsellesa, y llegó el turno de los discursos. Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de los Juegos de París 2024, lanzó un mensaje muy claro: «Bienvenidos al país del amor y al país de la revolución. Empezamos la más bella de todas las revoluciones: la revolución paralímpica. Los revolucionarios son ustedes, los deportistas».
Andrew Parsons dio la bienvenida al «evento deportivo más transformador del mundo. En un mundo lleno de odio, de conflicto y de exclusión, el deporte nos reúne aquí para celebrar la diferencia». Acto seguido, Macron daba por inaugurado oficialmente los Juegos Paralímpicos. Fue entonces cuando los dos grupos de baile mencionados anteriormente, se unían para resaltar la importancia del trabajo en equipo, donde personas con y sin discapacidad inventaban nuevos deportes en los que todos podían participar y superan sus diferencias.
John McFall, atleta que compitió en Pekín 2008 y primer astronauta con discapacidad en incorporarse a la Agencia Espacial Europea, llevó la bandera paralímpica a la plaza de la Concordia, donde se izó al compás del himno paralímpico.
Encendido del pebetero
Ya tan solo faltaba una cosa, el encendido del pebetero, que el fue el final de la ceremonia. La llama, que por la primera vez en la historia se encendió en Stoke Mandeville (Reino Unido), cuna del deporte paralímpico, entró en la plaza de la Concordia rodeada de más de 150 bailarines e intérpretes con antorchas encendidas, que bailaron al ritmo de ‘Bolero’, de Maurice Ravel, una de las partituras de ballet más interpretadas del mundo.
El pebetero era el mismo que se utilizó en los Juegos Olímpicos, con forma de globo de 30 metros de alto y 22 de diámetro, como homenaje al primer vuelo de hidrógeno.
Fueron varias las personas que portaron la antorcha paralímpica, siendo finalmente cinco personas las que prendieron la llama. De esta manera, el globo, con un anillo de fuego de unos siete metros de diámetro, se elevó unos metros para volver a iluminar el cielo de París.