La amistad del médico que le atendió en su peor momento: «Me salvaste la vida y nunca lo olvidaré»

Julio Armas Castro es el enfermero y ángel de la guarda que salvó la vida de José Ramón: "Su valentía no es de este mundo"

José Ramón Palao Lozano y Julio Armas Castro, juntos años después del accidente que les unió

José Ramón Palao Lozano y Julio Armas Castro, juntos años después del accidente que les unió

La vida puede cambiar en cuestión de segundos. Y eso bien lo sabe José Ramón Palao Lozano, quien sufrió un accidente de tráfico que le dio un vuelco a su vida. Una lesión cervical grave que le acompañaría para el resto de sus días.

Pero los ángeles de la guardan existen, y para José Ramón esta figura la ocupa Julio Armas Castro, médico de la ambulancia que le atendió aquel fatídico día. Ahora años después, ha contado su testimonio tras reencontrase con él mientras hacía deporte.

Una noche que Julio nunca olvidará aquella noche. Sonó el walkie y tuvo que acudir al aviso. Un hombre de 32 había sufrido un accidente de tráfico. Al llegar, la situación era más grave de lo esperado. El susodicho tenía un «politraumatismo de alta energía, lesión cervical grave e inestabilidad hemodinámica».

El pronóstico no era muy bueno, como asegura Julio Armas en su publicación. El accidentando nunca estuvo consciente y costó mucho estabilizarlo. No llegó a conocer al equipo que le ayudó, pero su madre, agradecida entre lágrimas, lanzó un mensaje a estos médicos: «Dios os bendiga mucho».

A los días, y por una amiga en común, Julio acudió al hospital a ver a José Ramón. Estaba vivo y al médicos le temblaban las piernas. Y es que, como él señala, «a quién se dedica por vocación a salvar vidas este es el mayor regalo».

Tras unos meses duros, en los que pasó por todo, José Ramón llegó a la «calma, la aceptación de su nueva vida y empezó a sonreír, a vivir».

Después de tanto tiempo, volvieron a cruzarse mientras los dos hacían deporte. Uno con su silla y otro con sus piernas torpes, como dice Julio.

Finalmente añade que no se pudo resistir a hacer la foto: «Al final aquel día nosotros le salvamos la vida, pero con su ejemplo de superación él ha salvado la nuestra. Su valentía no es de este mundo».

La respuesta de José Ramón

Amigos en Facebook, José Ramón no dudó en responder al post de Julio, donde explicaba todo lo ocurrido.

«Julio no lo esperaba mil Gracias!! Tu me salvaste la vida y nunca lo olvidare y siempre lo tendré en cuenta…de las grandes adversidades se crean las grandes amistades», reza el comentario de José Ramón.

Testimonio del médico Julio Armas

Aún recuerdo aquella noche cuando lo conocí, habíamos tenido un día extenuante en la ambulancia y entró el aviso en el walkie: varón de 32 años, accidente de tráfico… y algunos detalles más.

Cuando llegamos la situación era aún más grave de lo que imaginábamos, politraumatismo de alta energía, lesión cervical grave e inestabilidad hemodinámica. Nos costó estabilizarlo, pero después varios minutos agónicos salió adelante, lo trasladamos al hospital de referencia, pero su pronóstico no era bueno. Nunca estuvo consciente durante la atención, no conoció al equipo que ayudó a estabilizarlo, pero al llegar al hospital su madre nos agradeció entre lágrimas, y aún era pronto para predecir lo que le faltaba por sufrir.

Jamás olvidaremos sus lágrimas, pero tampoco sus palabras: Dios os bendiga mucho.

Y pasaron los días, una amiga en común me pidió que fuese a verlo al hospital que quería conocerme. Y me vio por primera vez y yo estaba tan feliz porque estuviese vivo que hasta me temblaban las palabras.

A quién se dedica por vocación a salvar vidas este es el mayor regalo. Y pasaron meses duros en Toledo, de incertidumbre, de tirar mil veces la toalla, de llorar más que reír y de sentirse derrotado.

Su madre le acompañó siempre, ella también estaba hecha trozos, pero se mantenía de pie. Y llegó la calma, la aceptación y empezó a sonreír, a vivir. Hoy nos hemos cruzado haciendo deporte, él con su silla y yo con mis piernas topes.

No me resistí a la foto, al final aquel día nosotros le salvamos la vida, pero con su ejemplo de superación él ha salvado la nuestra. Su valentía no es de este mundo.

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