Los probióticos naturales son esos microorganismos vivos que se encuentran en muchos alimentos de forma natural. Estas bacterias hacen que nuestra flora intestinal funcione mejor, ayudando la digestión y el tránsito intestinal. Así, incluir estos alimentos en nuestra vida ya sea en yogures, ensaladas o vegetales, puede jugar un beneficioso papel en nuestro organismo.
Alimentos como el kéfir, yogur o el tempeh son algunos de los más ricos en probióticos que podemos incluir en nuestra alimentación. Sin embargo, hay numerosos productos probióticos que probablemente no sepas son ricos en estos microorganismos.
Los alimentos de estas características permiten fomentar la buena salud de la flora humana gracias a las bacterias vivas que promueven la salud intestinal e impiden el desarrollo de enfermedades. Al tomar probióticos naturales, estamos aportando microorganismos vivos a nuestro cuerpo, pero no te asustes, pues estos son muy beneficiosos.
Gracias a estros microorganismos las digestiones se hacen más ligeras y nuestro sistema inmunológico mejora. De hecho, son el aliado perfecto para acabar con las toxinas del cuerpo, logrando un metabolismo equilibrado. Sin embargo, existen diferencias entre los probióticos naturales y los artificiales: los primeros se desarrollan por fermentación natural, mientras que los segundos lo hacen en laboratorio.
10 mejores alimentos probióticos para la salud
Ante los beneficios de tomar estos alimentos, estos son los alimentos que más probióticos saludables aportan y que debes incluir en tu dieta:
Yogur
Entre los alimentos probióticos, el yogur es uno de los más saludables y que más nos puede aportar. Eso sí, no todos nos sirven, pues para contener estos microorganismos vivos deben de ser naturales, sin que hayan sido pasteurizados.
Aceitunas y encurtidos
Cuando comemos aceitunas, pepinillos y demás curtidos estamos ingiriendo levaduras y bacterias vivas que nacen durante el proceso de fermentación de estos vegetales. Por lo tanto, su consumo se aconseja para proteger la microbiota.
Miso
La sopa de miso es uno de los platos más conocidos de la comida asiática. El miso es una especie de pasta fermentada de soja, sal y koji (arroz con un hongo que hace la fermentación) que tiene su origen en China. Lo ideal es añadir un poco de pasta de miso en la sopa para lograr los beneficios de los probióticos. Es importante que la sopa no llegue a hervir, sino estaríamos acabando con los probióticos vivos que conviven en el miso.
Queso crudo
El queso crudo es bastante rico en probióticos. Sin embargo, al igual que le pasa al yogur, este posee mejores ventajas si es extraído de la vaca.
Tempeh
Este alimento procedente de Indonesia, es un probiótico procedente de la fermentación de la soja. Puede comerse crudo en ensaladas, salteado u horneado. De hecho, es el sustituto perfecto de la carne en dietas veganas.
Chucrut
Este alimento probiótico, que se obtiene por la fermentación de la col blanca o el repollo, es muy conocido por sus propiedades en la digestión. Es muy común en Alemania y otras regiones centro-europeas. Su sabor es ácido e intenso y tiene una textura muy crunchy. Es importante que no haya sido pasteurizado para poder beneficiarnos de las bacterias de este alimento.
Kombucha
Esta bebida, que no es demasiado conocida, se elabora a partir de té fermentado por microorganismos de nombre scoby. La kombucha natural no posee gluten, no lleva gas ni azúcar añadido y está sin pasteurizar, siendo una bebida 100% vegana.
Kéfir
El kéfir de leche es el lácteo más conocido de esta familia. Este es un alimento muy parecido al yogur, aunque su elaboración es más simple y está dotado de una mayor diversidad de microorganismos.
Kimchi
El kimchi se consigue gracias a la fermentación de vegetales, principalmente la col. En Asia suele tomarse con frecuencia, acompañado de carnes y pescados. Para darle un toque diferente se le añade ajo y pimiento, de ahí su sabor picante.