La vida te puede cambiar en cuestión de segundo. Y si no que se lo digan a Alberto Villalba, un joven de Teruel al que le una granada de la Guerra Civil le estalló cuando tenía 21 años. «Era mecánico y ahora estoy jubilado«, matiza el joven.
Era septiembre de 2013 cuando ocurrió ese accidente, Alberto tenía 21 años y estaba limpiando el garaje de una vecina con su padre. El joven lo recuerda como «un chasco muy gordo».
Del aquel día lo recuerda todo, como señala en una entrevista a ABC. «Estuve consciente, desde la detonación hasta las Urgencias. Fundido a negro. Pero hay luz al final del túnel».
Después, Alberto estuvo ingresado varias semanas en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. «Fueron meses muy duros, claro que lo fueron. Te cambia la vida totalmente, y si eres independiente para cualquier cosa, ya necesitas ayuda para hacértelo todo», indicaba.
Sin embargo, nunca perdió el positivismo que le acompañaba, e incluso después del accidente aumentó. Además, señala la importancia del deporte como terapia para su «salvación», junto a su familia. «La vida no se detiene, sigue. Se vive distintamente, pero se tiene que vivir», afirma en ABC.
Alberto Villalba: ciego, sin manos y con el primer perro guía de Teruel
Como consecuencia del accidente, Alberto Villalba se quedó ciego, con la cara atravesada y sin manos. «Yo pude ver con un ojo durante un año y medio, luego ya no», señala el joven.
Desde hace un mes cuenta a su lado con Xabat, un perro guía labrador de dos años y pocos meses. Son los ojos de Alberto por su ciudad, Teruel, que pese a contar con 134 personas ciegas, nunca había tenido un perro guía, como señalan desde ABC.
Gracias a Xabat, Alberto Villalba ha conseguido algo que no tenía desde que sufrió el accidente: su autonomía.
La importancia de la nuevas tecnologías
Su novia, Beatriz, se quedó al lado de Alberto a pesar de lo ocurrido. Adaptaron con domótica toda la casa para superar las trabas que la nueva vida de Alberto le imponía y afectaba en gestos tan cotidianos como abrir la puerta con llave o activar los electrodomésticos.
Al principio, al joven le faltaba salir a la calle a practicar deportes con seguridad como tanto le gustaba. Ahora ya disfruta de esos momentos, en parte gracias a las nuevas tecnologías.
Y es que Alberto Villalba se mueve con un silbato, un móvil con aplicaciones de voz, un mando para la casa y otro para los semáforos. «Las nuevas tecnologías nos dan la vida, autonomía, capacidad e independencia», afirma junto a Elisenda Stewart.
Elisenda lleva más de 30 años instruyendo a perros guías en la escuela de la ONCE en Boadilla del Monte (Madrid). Ella fue la encargada de juntar a Xabat, el perro guía, y a Alberto.
En ABC, señala que las estatura y las condiciones singulares fueron claves para emparejarlos. «Xabat es equilibrado, noble, con una voluntad de trabajo ilimitada como la de aprendizaje que tiene Alberto. Es un perro muy paciente, puede esperar sin problema a que él, que tarda más porque no tiene brazos, se vista, se incorpore…», recoge el citado periódico.