El sistema de pensiones de la Seguridad Social en España está en un momento complejo debido, en gran medida, a la numerosa jubilación que se prevé por parte de la generación del ‘baby boom‘. Además, la longeva esperanza de vida que se ha instalado en España -una media de 86 años, de acuerdo con el instituto Nacional de Estadística (INE)- y la escasa tasa de natalidad han derivado en un endurecimiento de los requisitos para acceder a la jubilación, de manera que la Administración ya premia a aquellos trabajadores que demoren al máximo posible la retirada de la vida laboral.
Por tanto, una vez que se ha logrado la pensión de jubilación, los beneficiarios podrá limitarse a disfrutar de los pequeños placeres de la vida que, hasta ahora, el vertiginoso ritmo social y las exigencias del trabajo no le han permitido. Del mismo modo, esta realidad es extensible a todas las personas receptoras de cualquier prestación, ya sea contributiva o no contributiva. Sin embargo, el sistema se halla en un punto de inflexión, por lo que también es interesante ir valorando posibles alternativas de cara a sustituir o modificar el concepto de pensiones, tal y como lo entendemos en la actualidad.
Pensión máxima de jubilación
La cuantía a percibir por la pensión contributiva de jubilación en España depende de dos factores principalmente, como el número de años cotizados a la Seguridad Social durante la vida laboral y las bases de cotización del trabajador. Normalmente, cuanto mayor es el salario del ciudadano durante su vida laboral y cuanto más años cotice, mayor será el importe a recibir en la cuantía de su pensión de jubilación. Sin embargo, existe un límite legal.
En este sentido, el Gobierno de España establece cada año el importe de pensión máxima que se puede cobrar por parte de un ciudadano. Así, en 2025, se ha producido una subida del 2,915% en la cuantía de la pensión máxima de jubilación.
Por tanto, la pensión máxima de jubilación se sitúa en 2025 en 3.267,60 euros al mes. Independientemente de que la prestación se devengue en 12 o 14 pagas anuales, la cuantía de la pensión máxima de jubilación nunca podrá ser superior a 45.746,40 euros al año.
Alternativas al plan de pensiones
- Plan de Previsión Asegurado
También conocido como PPA, un Plan de Previsión Asegurado es un producto financiero de ahorro a largo plazo disponible para personas desde 18 a 75 años, aunque suelen utilizarse principalmente para alcanzar objetivos de jubilación. Tiene un interés garantizado y además tiene otra gran ventaja ya que actúa como seguro.
- Planes individuales de ahorro sistemático
Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático -o PIAS- son otra gran opción a los tradicionales planes de pensiones. Al igual que el PPA, funciona como un seguro de vida que, llegada cierta edad, se cobra en forma de renta vitalicia.
- Fondos de inversión
En este escenario, si se pretende un poco más de acción a la hora de hacer crecer tu dinero con el paso de los años, abrirte una cartera de fondos de inversión es una de las mejores opciones. Además, al no estar vinculada directamente a tu jubilación, podrás disponer de tu dinero cuando se desee. Sin ningún inconveniente ni comisión.
- Inversión en bolsa
El mundo de las acciones puede parecer de todo menos tranquilo, pero invertir a largo plazo en ciertas participaciones puede suponer la diferencia entre una jubilación plácida o ajustada a nivel financiero. Su funcionamiento es un poco similar al de los fondos de inversión, aunque con algunos matices…
- Compra de deuda pública
Por el contrario, si las acciones o los fondos no son -o no resultan ser- un sector interesante, existe una forma más segura y que últimamente está muy de moda gracias a la tendencia alcista de los tipos de interés: las Letras del Tesoro y otras formas de compra de deuda pública.
- Inversión en el mercado inmobiliario
La inversión en activos inmobiliarios es una excelente manera de hacer crecer nuestro dinero a largo plazo. A día de hoy no exige de un gran presupuesto y su multitud de opciones y solidez del mercado la afianzan como una alternativa muy a tener en cuenta si se dispone de segundas residencias, locales o incluso plazas de aparcamiento. De hecho, es común entre mucha gente que una vez pagada la primera vivienda, se invierta en una segunda para reformarla y ponerla en alquiler.
- Carteras diversificadas de acciones y bonos
En las carteras diversificadas, la garantía que ofrece la compra de deuda pública sirve de escudo o defensa por si el escenario económico no es el mejor, mientras que la adquisición de acciones ataca opciones con mayor riesgo para maximizar el beneficio si la cosa va bien. Una estrategia mixta que funciona excelentemente a la hora de hacer trabajar a nuestro dinero.