El estudio ‘Detección y estudio de necesidades sociosanitarias de las personas con discapacidad física en Aragón’ ha informado que un 42,5% de las personas con discapacidad física reconoce haberse sentido discriminada por esta circunstancia en algún momento de su vida. En este caso, hasta un 8,8% lo hace a menudo o continuamente. El informe ha contado con 944 encuestas telefónicas a mayores de 16 años con algún grado discapacidad física.
Es en el ámbito laboral donde la discriminación se ve más acentuada, llegando incluso a afectar a un 45,3% de la población aragonesa consultada. En las relaciones sociales o en actividades de ocio, hasta un 38,1% dice haber sufrido trances de este tipo. El problema se reproduce, aunque en menor medida, en las aulas y los centros educativos. En este ámbito, el 28,9% admite haberse enfrentado a alguna situación así durante su etapa formativa.
Mentalidad positiva en cuanto a la salud
Sobre el estado de salud, el informe revela que 41% lo considera regular, mientras que un 40,9% lo califica como bueno o muy bueno. En contraposición, un 16,9% cree que su salud es mala o muy mala. Tan importante como el bienestar físico es mantener una buena salud emocional y mental. A la pregunta de si a lo largo de la última semana habían sentido apatía, estrés, tristeza, enfado o insomnio, entre otros), el 68% de las personas encuestadas reconoce como propio alguno de los estados de ánimo propuestos.
En cuanto a la satisfacción con la calidad de vida actual, la valoración media es de 6,44. La edad influye, puesto que la percepción más positiva se encuentra entre los menores de 30 años, mientras que es más baja entre las de 45 a 64 años. El estado de salud es la variable donde se recogen las mayores diferencias, pasando de una valoración media de 7,92 entre los que tienen una buena o muy buena salud a una puntuación de 3,83 los que cuya salud es mala o muy mala.
El proyecto contó con el apoyo de dos grupos de discusión, uno formado por personas con discapacidad y otro compuesto por expertos y representantes de entidades del sector. En este último se hizo mención al desgaste físico, psíquico y emocional que conlleva en ocasiones una discapacidad. Por ello, se destaca la importancia que tienen las redes de apoyo social, así como los profesionales de la salud mental.
El grado de discapacidad y el desempleo
La discapacidad influye en la inserción laboral de una manera muy significativa, ya que el 52,7% de las personas con un grado del 33% al 45% se encuentra trabajando, reduciéndose hasta uno de cada diez para los que tienen más de un 65% de discapacidad. Un 53,9% lo hace en la empresa ordinaria, un 20,2% desarrolla su labor en un Centro Especial de Empleo, mientras que el 19,2% se debe a la Administración Pública.
Por otro lado, un 38,8% de personas encuestadas tiene concedida una incapacidad para trabajar por el Instituto Nacional de la Seguridad social (INSS). La incapacidad permanente total es la más habitual, seguida de la incapacidad permanente absoluta. El 85,4% de las personas encuestadas requiere de algún tipo de cuidado sanitario y/o médico. Muy por debajo quedan el resto de servicios, destacando la rehabilitación (36,4%), las actividades deportivas para el cuidado de la salud (30,7%) y la atención psicológica (26,5%).
Respecto a la cobertura de las necesidades de servicios sanitarios y sociales se muestra que seis de cada diez encuestados opinan que el sistema público de la Seguridad Social cubre todas las necesidades. En término medio, la satisfacción global con dicha cobertura es de 6,74.