Época estival y todos a la playa. Aunque con estas circunstancias tan extraordinarias por el Covid-19, es complejo poder pasar un día de playa en verano como lo hacíamos antes de la pandemia.
Y es que las medidas de seguridad y distanciamiento está provocando que los servicios de asistencia al baño se cancelen y sean familiares y amigos quienes hagan frente a este servicio necesario para las personas con movilidad reducida, además de otros problemas en materia de accesibilidad como nos hace llegar Manuel, padre de una niña con AME (Atrofia Muscular Espinal, una enfermedad genética que ataca las células nerviosas llamadas neuronas motoras que se encuentran en la médula espinal)
Playas accesibles
Pero no solo este servicio está provocando que las personas con movilidad reducida y en este caso, usuarias de silla de ruedas, tengan limitadas su movilidad.
Cada vez, por suerte, son más las playas que cumplen con los criterios de accesibilidad para que las personas con discapacidad tengan el mismo derecho que cualquier persona de poder disfrutar de la playa.
Situaciones excepcionales con playas donde sube y baja mucho la marea, son las que tienen más dificultad a la hora de lograr que las pasarelas que instalan con destino al mar, lleguen precisamente a este.
Es el caso de playas del litoral gaditano, concretamente la playa de Valdelagrana (El Puerto de Santa María), de donde son la familia Corchado, que reivindican que 10 metros separan a su hija y todos los usuarios de sillas de ruedas de poder pasear y jugar por sus kilométricas arenas, ya que en firme mojado se puede deambular en silla de ruedas por su dureza.
Pasarela enrollable
Manuel, indica a este medio que este problema se puede resolver con unas pasarelas de nylon que se instalan y recogen en el propio día, ya que su formato es enrollable y permite su retirada en caso de que la marea suba mucho.
Son cientos las personas en silla de ruedas que acuden a esta playa por su formato familiar y que tienen unas instalaciones para personas con movilidad reducida envidiables, pero diez metros hace que todas las ilusiones y ganas de pasear y disfrutar de estas playas se esfumen.