La vida puede cambiar en milésimas de segundos. Una mala acción, un mal golpe, una caída e incluso una mala decisión, puede enviar toda una vida al traste.
En 1993, el Mundial de Motos vivió uno de sus momentos más amargos, el piloto de Yamaha Wayne Rainey, sufrió un accidente que lo dejó sentado en una silla de ruedas para toda su vida.
Aquella lucha encarnizada por el campeonato, frente a su compatriota Kevin Schwantz, quedó plasmada como una de las más trágicas de la historia de la competición. En una entrevista para DAZN, ambos pilotos se han reencontrado para volver a recordar aquel momento.
“Creo que las rivalidades, la de nuestra era real, no era ficticia. Al principio nuestra rivalidad no era muy sana, pero al hacernos mayores…”, comentaba Rainey, a lo que Kevin sin inmutarse decía: “Al principio nos odiábamos y no me cuesta decirlo”.
El circuito de Misano, en Italia, fue testigo del fin de una rivalidad histórica para el mundo del motor. “Aquel día, me cuesta hablar de ese día porque mi vida cambió ahí. En mi mente creía que si podía ganar la carrera iba a ser importante para ganar el Campeonato. Llegué a Misano y me encantaba la pista, era mi favorita. La siguiente era Laguna Seca y luego acabábamos en Madrid. En estos tres circuitos había ganado ya y me encantaban. Pensé que tenía ventaja, para mí era importante ganar a Kevin en Misano primero”, comentaba el piloto accidentado aquel día.
“Pero aquel día creo que la carrera estaba programada a 30 vueltas y tras la vuelta 10 estaba agotado. Completamente distinto a lo que me había pasado antes, creo que me puse demasiada presión para asegurarme de que batiría a Kevin. Con esas motos cometí un pequeño error. Todo ocurrió muy rápido y acabé en el suelo antes de darme cuenta”, continúa relatando.
Durante aquellos segundos de caída el piloto pensó en primer lugar que «había perdido el campeonato» pero algo comenzó a ir peor cuando se detuvo del golpe. «Sentí un dolor muy fuerte, un dolor que no era natural. Era un dolor superior al que había sentido hasta entonces, pensé que tal vez moriría, a ese nivel me dolía», cuenta en primera persona el expiloto.
Ya en el suelo y siendo asistido por los auxiliares de pista, el piloto se dio cuenta de que «me había hecho mucho daño». Su rival, esta vez, sentado a su lado en la entrevista, admitió el duro varapalo que también supuso para él el accidente de su compañero.
«Ganar el campeonato fue muy importante para Suzuki y para mí, pero tener a Rainey con aquella lesión hizo que el mundo de las carreras dejara de tener interés para mí”, concluía el tricampeón del mundo, con el rostro bastante cariacontecido tras volver a recordar un accidente que marcó un antes y un después en el mundo de las motos.