Hoy vamos a hablar de una heroína. No es famosa, pero su historia la debería de conocer todo el mundo. Ella es Natalia García, madre. Tiene una enfermedad rara, conocida como esclerosis sistémica o escloroderma.
Esta en enfermedad, tal y como ella misma la define, «es catalogada como reumática del tejido cognitivo». Puede tener dos ramificaciones: en el mejor de los casos, se endurece la piel, restringiendo la movilidad de partes del cuerpo y provocando un cambio físico por exceso de colágeno, estirando toda la piel.
Por ello mismo, reconoce que «esta Natalia que estáis viendo ahora no es la Natalia de hace cinco años. El rostro me ha cambiado por completo».
En el peor de los casos endurece los órganos internos. Este es el caso de Natalia, a quien se le endureció “los pulmones y el tacto digestivo”. Todo esto ocurrió en diciembre de 2017, cuando tenía una vida totalmente plena. Comenzó a tener síntomas raros, acudió al hospital y le diagnosticaron dicha enfermedad.
Allí recibió una de las peores noticias de tu vida: “Te quedan dos años de vida”. La situación era muy grave y “tenía que hacerme un trasplante pulmonar urgente”. Además, le confirmaron que para esa enfermedad no tenía tratamiento, sino esperar a que “llegara el momento”.
Para Natalia eso fue un duelo tremendo y su vida cambio. Ella no se lo creía. “Llegó un momento en el que dije que no podía seguir así. Llorando en la cama y pensado ¿Por qué a mí?”. Fue entonces cuando decidió coger la “enfermedad de la mano y entender que forma parte de ti”.
“En el fondo es nuestra la capacidad de resiliencia y de entender que está en nosotros el tener que hacer una vida lo más normal posible”, afirma.
Cada persona tiene limitaciones y Natalia, con esta enfermedad, no puede hacer cosas tan simples como pelar una patata, tender la ropa o atender a sus hijos. Ante esto, trata de buscar soluciones. “Si no puedo tender, pues me compro una secadora. Si no puedo correr detrás de mis hijos, pues o voy acompañada o nos quedamos en casa”.
“Mi vida a cambiado muchísimo. Pero esto es cuestión de actitud. Yo pase de estar en la cuerda floja, tras darme dos años de vida, tener que esperar un trasplante pulmonar, después un trasplante de médula, que tampoco se hizo y a tomar cuatro pastillas al día”.
Por todo ello, y tras pasar tres años de aquella dura noticia que recibió, su médico considera que es un milagro. “El poder está en ti. En creer en tu capacidad y en resolver conflictos. Es cuestión de actitud. Hay que tirar hacía delante y adaptarse”.