La vitamina D es uno de los nutrientes más importantes para el correcto funcionamiento del organismo. Sin embargo, debido a sus características, resulta más complicado contar con unos niveles adecuados de esta vitamina durante los meses de otoño e invierno.
Según los expertos, las personas adultas entre 19 y 70 años necesitan obtener unos 15 mcg (600 UI) de vitamina D al día. Así, la principal fuente de obtención de la vitamina D es el sol.
El cuerpo del ser humano es capaz de fabricar vitamina D a través de un complejo proceso, a partir del contacto de la luz solar con la piel. Por ello, entre otras cosas, es fundamental recibir luz solar de manera moderada.
OBTENER VITAMINA D EN INVIERNO
Tomar el sol permite obtener niveles adecuados de vitamina D en el organismo. Eso sí, es recomendable tomar el sol con moderación, y siempre con protección, para evitar efectos negativos.
Los expertos indican que basta con tomar el sol entre 20 y 30 minutos al día para contar con unos niveles óptimos de vitamina D. Además, con exponer partes claves del cuerpo como brazos, cara y piernas es suficiente.
Hay que tener en cuenta que durante los meses de otoño e invierno se reducen los días de sol en España. Es decir, son más habituales los días nublados y lluviosos, por lo que se dificulta la obtención de este nutriente clave para el organismo.
Sin embargo, España cuenta con un clima privilegiado. En determinadas zonas del país, incluso se puede disfrutar de varios días de sol durante los periodos de otoño e invierno.
Es recomendable aprovechar esos días de sol en invierno para exponerse a los rayos de sol en invierno, ya sea en un parque, en la calle o desde casa. Nuestro cuerpo lo agradecerá.
LA VITAMINA D EN LA ALIMENTACIÓN
Además del sol, existen otros métodos para contar con unos niveles recomendados de vitamina D en el organismo. Esta vitamina también se encuentra presente en algunos alimentos.
Es cierto que son pocos los alimentos que contienen vitamina D. A través de la alimentación se obtienen menos cantidades de este nutriente en comparación con la radiación solar, sin embargo, constituyen una importante fuente de obtención. Especialmente, durante los meses de otoño e invierno.
La vitamina D se encuentra, principalmente, en pescados grasos, como el salmón, trucha, atún, caballa o arenques. También se encuentra en buena proporción en el aceite de hígado de bacalao, yema de huevo, hongos, champiñones y algunos lácteos.
Como puedes observar, los alimentos ricos en esta vitamina son escasos. De este modo, la alimentación funciona como un complemento a la luz del sol para contar con unos valores necesarios de vitamina D.
Con los hongos se cumple una particularidad. Algunos tipos de hongos pueden aumentar sus valores de vitamina D expuestos al sol, en un proceso similar al que ocurre con los humanos.
Una última alternativa se encuentra en los suplementos vitamínicos. También es posible aumentar los valores de vitamina D a través de los suplementos. Sin embargo, la suplementación siempre debe llevarse a cabo bajo la prescripción y supervisión de un especialista médico.
Hablamos de una vitamina clave para muchos aspectos del organismo, como los huesos, músculos, funcionamiento del sistema inmune o funcionamiento del sistema nervioso. Además, diferentes investigaciones aseguran que contar con altos niveles de vitamina D reduce el riesgo de desarrollar algunas patologías.