Debido al precio desorbitado de la vivienda en nuestro país, la hipoteca es un servicio financiero fundamental para poder acceder a su compra. Se trata de un préstamo que el comprador solicita a una entidad bancaria, a cambio de devolverlo en cuotas mensuales con un interés añadido. El contrato, depende de las condiciones que establezcan las partes, pero de forma general, es importante marcar el tiempo para devolverlo y el tipo de interés establecido.
De este modo, los bancos ayudan a todo aquel que necesita hacer frente a un gran gasto que de otra forma sería imposible, y las entidades ganan beneficios debido a los intereses que se cobran a cambio. Sin embargo, es importante estudiar este punto, para no enfrentarnos al problema de no poder cumplir con los pagos establecidos.
Lo más habitual, es que los solicitantes de hipotecas sean personas jóvenes que acceden a su primera vivienda. Estos son los que más necesitan la compra de un inmueble, los que suelen contar con menos ahorros y los que tienen más tiempo para pagar, un seguro que los bancos tienen en cuenta y por el cual, lanzan continuamente campañas de captación hacia este sector.
Sin embargo, una hipoteca es un producto financiero que cualquier persona puede solicitar. No hay nada que impida a una persona de más edad pedir este tipo de préstamos para embarcarse en la compra de una vivienda. A pesar de esto, es una realidad que un contrato de este tipo es un compromiso a largo plazo, por tanto, es lógico pensar, que los bancos tienen en cuenta la edad, a la hora de marcar las pautas de este contrato.
HIPOTECAS PARA MAYORES DE 50 AÑOS
Solicitar una hipoteca es llegar a un acuerdo con una entidad bancaria para que te preste un dinero a cambio de devolverlo en un tiempo previsto y con unos intereses. Con este pretexto, es lógico pensar que los bancos deben ajustar todo lo posible para asegurarse no la devolución, sino los beneficios firmados. Por este motivo, se marcan una serie de intereses que sumar a las cuotas, pero también marcan un plazo de amortización del préstamo y tienen en cuenta la edad del contratante.
Por tanto, la edad sí es un factor fundamental a la hora de contratar una hipoteca. Por norma general, está establecido que los bancos calculen la edad del hipotecado y el plazo establecido de pago. El resultado de esta suma, no debe exceder los 75 años. Es decir, si una persona tiene 50 años y quiere firmar un préstamos a 25 años, el resultado de la suma serían los 75 años de máximo establecido por la mayoría de las entidades bancarias.
Por el contrario, si una persona solicita un préstamo con 65 años, lo mas normal es que los bancos no concedan un plazo de devolución mayor a los 10 años. Esto significa, que aunque no hay establecida una edad máxima para acceder a una hipoteca, las posibilidades reales de que un banco te la conceda, disminuyen conforme más mayor es la persona.
¿QUÉ DICE LA LEY AL RESPECTO?
Lo cierto es que no existe una limitación en la ley por la que una persona no pueda solicitar una hipoteca debido a su edad. Es decir, son los bancos los que marcan estas pautas en base a lo que establezcan internamente. Por este motivo, si vas a solicitar una hipoteca, lo mejor es que hables con diferentes entidades para ver qué pueden ofrecerte.
En el caso de que la edad sea un condicionante para que te concedan este servicio financiero, existe otra solución. Se trata de añadir a un segundo solicitante más joven, para que asuma la responsabilidad de la deuda. De este modo, los bancos se aseguran un mayor margen para que el pago no se quede sin pagar.