Desde el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico de la Real Academia Española (RAE) señalan que la educación especial es la «educación dirigida a alumnos con necesidades educativas especiales que no puedan ser atendidas en el marco de las medidas de atención a la diversidad de los centros ordinarios». Es decir, podemos entender la educación especial como aquella que tiene el objetivo de satisfacer las necesidades particulares de cada estudiante que tenga una discapacidad.
Va a depender de cada estudiante como se enfoque esta educación especial, ya que cada uno va a tener su propio Programa de Educación Individualizado. Es decir, cada alumno recibe una enseñanza individualizada, ya que dependiendo de cada caso, pasará más horas o menos en grupo. De hecho, habrá estudiantes que:
- Pasen la mayor parte del día en un aula de educación general
- Pasen una o dos horas en la sala especial trabajando con un especialista
- Necesiten asistir a una escuela diferente que se especialice en la educación de niños con discapacidades del aprendizaje
Es decir, el concepto de educación especial en la actualidad va ligado al de inclusión. De esta manera se intenta que el estudiante con discapacidad se adapte al aula como uno más, aunque cuenta con su propio Programa de Educación Individualizado.
Los expertos aseguran que la educación especial lleva a cabo un servicio de apoyo educativo general dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje. De esta manera, busca lograr el máximo desarrollo personal y social de estos alumnos con necesidades educativas especiales.
¿Qué dice el Gobierno sobre la educación especial?
Desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional, liderado por Pilar Alegría, señala que la LOMLOE se centra en las barreras que limita el derecho a la educación, en lugar de en la discapacidad. Para ello, centra su trabajo en tres pilares básicos:
- Detección precoz
- Atención temprana
- Educación inclusiva
Para lograr estos conceptos, cuenta con una mayor atención personalizada y con prevención de las dificultades de aprendizaje. La misma normativa se encarga de regular la participación del alumnado y de sus familias en el proceso de identificación y valoración de las necesidades educativas.
Y es que las familias juegan un papel fundamental en la educación especial. Se encargan de decidir qué es lo que necesitan los niños para progresar en la escuela. Además, se debe de tener en cuenta que la relación numérica entre profesorado y alumnado puede ser inferior a la establecida con carácter general en la educación especial.
El gobierno también informa de que las administraciones educativas establecerán los procedimientos para resolver las discrepancias que puedan surgir, siempre teniendo en cuenta el interés superior del menor y la voluntad de las familias que muestren su preferencia por el régimen más inclusivo.
Las propias administraciones educativas son las que deben de proporcionar los recursos y apoyos necesarios. A esto hay que sumarle las atenciones educativas específicas durante el curso escolar derivadas de la discapacidad en toda las etapas.
A largo plazo, en un periodo de diez años, el Gobierno, en colaboración con las administraciones educativas, quiere desarrollar un plan para que los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad.