Una hipoteca es un derecho real de garantía que se materializa mediante un acuerdo entre dos partes. Una de las partes es la que presta el dinero y la otra quien lo recibe para hacer frente a un pago. Según el Código Civil, solo pueden ser objeto de contrato de hipoteca:
- Los bienes inmuebles.
- Los derechos reales enajenables con arreglo a las leyes, impuestos sobre bienes de aquella clase.
Normalmente, las personas que quieren formar una hogar, no pueden afrontar el pago de una casa de manera inmediata. Por ello, acuden al banco para contratar una hipoteca. Este préstamo hipotecario consiste en que la entidad bancaria, te adelanta el dinero para que puedas comprar tu vivienda, pero a cambio, tú le devuelves ese préstamo mediante cuotas, más unos intereses. De no hacerlo, el banco se quedará como dueño de la propiedad adquirida.
Con esta idea de ‘formar un hogar’, muchas parejas contratan la hipoteca de forma conjunta, por los que ambos se convierten en deudores solidarios. Esta figura está regulada en el Código Civil y viene a significar que en caso de impago del préstamo, el banco podrá dirigirse contra cualquiera de los dos deudores. Esto quiere decir que en caso de divorcio, si uno sigue pagando su parte de la hipoteca y la otra no, la obligación se considera incumplida.
¿Quién se hace cargo de la hipoteca en caso de divorcio?
Si no se toman medidas, los dos seguirán siendo responsables de la hipoteca en caso de divorcio. Pues a pesar de que uno siga pagando la parte del préstamo hipotecario que le corresponde, si el otro no lo hace, ambos son considerados responsables de esta deuda. Esto quiere decir que el banco podrá embargar tus cuentas o incluso la vivienda hipotecada.
Por este motivo, en caso de divorcio se recomienda realizar un procedimiento amistoso o judicial. En él deberá reflejarse claramente cómo se adjudicará la vivienda y cómo se realizará el pago de la hipoteca. Las posibilidades son varias:
- Puede alcanzarse un acuerdo para cancelar la hipoteca anticipadamente.
- Si hay acuerdo entre que uno quiere quedarse con la vivienda y el otro tiene claro que no, el interesado puede comprar su parte al ex cónyuge y quedarse con el inmueble.
En el segundo caso, tras el acuerdo, habría que contactar con el banco con el que se tiene el contrato hipotecario y hacer una novación de la hipoteca. Esta deberá modificarse para que refleje la titularidad de uno solo de los deudores. No obstante, en caso de que no haya acuerdo, si una de las partes deja de pagar, la otra podrá reclamar al cónyuge deudor el pago de las cuotas que debería haber satisfecho.