Cuando hablamos de deporte y personas con discapacidad, se habla de deporte inclusivo y deporte adaptado, sin diferenciarlos, pero no son lo mismo. El deporte inclusivo y el deporte adaptado son prácticas que tienen en cuenta el desarrollo de las personas con discapacidad. Sin embargo, mientras que el deporte adaptado consiste en ajustar una disciplina deportiva a las necesidades concretas de las personas con discapacidad (o incluso específicas para un determinado colectivo), el deporte inclusivo supone la práctica conjunta entre personas con y sin discapacidad bajo criterios y normas inclusivas.
En este sentido, la principal diferencia radica en que en el deporte adaptado solo participan personas con discapacidad, mientras que el deporte inclusivo agrupa a todas las personas con el objetivo de impulsar la integración social potenciando las capacidades de cada uno. Cada vez son más las modalidades que se unen a esta iniciativa y deciden incorporarse en torneos y competiciones deportivas inclusivas.
“Aunque ambas maneras de practicar el deporte persiguen el progreso de las personas con discapacidad, lo cierto es que el deporte inclusivo aporta múltiples beneficios físicos, psicológicos y también sociales a quienes lo practican”, explica Yolanda Erburu, directora general de Fundación Sanitas. “Para nosotros, el verdadero espíritu de la inclusión se haya en la igualdad, con independencia de las capacidades. Por ello, creemos que la mejor manera de hacer deporte es entrenar y competir juntos”, añade.
Cabe destacar que, en concreto, el deporte inclusivo también mejora la actitud de las personas sin discapacidad hacia sus compañeros y aumenta las interacciones y comunicaciones positivas entre todos. Además, contribuye a mejorar el autoconcepto y la imagen de sí mismos, al fomentar el sentimiento de pertenencia al grupo o equipo.
Claves para diferenciar deporte inclusivo y deporte adaptado
Ante esta situación, la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo en la Universidad Politécnica de Madrid, que desarrolla una gran labor para el deporte inclusivo en las áreas de investigación y asesoría, destaca claves concretas para entender cuáles son las principales diferencias entre el deporte inclusivo y el deporte adaptado.
Reglamento y sistemas de competición
Para la práctica del deporte inclusivo es preciso crecer desde el reglamento existente. Además, se debe valorar el incluir modificaciones que permitan la justa competición entre los participantes y equipos. Deportes como el atletismo, por ejemplo, tiene en cuenta aspectos como la clasificación funcional y los récords internacionales a la hora de calcular en rendimiento en una determinada prueba. De esta manera se garantiza siempre la equidad en la competición.
En este sentido, la Cátedra ha sido la encargada de supervisar un reglamento y un sistema de competición desarrollados por las federaciones deportivas implicadas, que permite la competición profesional e inclusiva de 9 deportes y que posibilitó la celebración de los I Juegos Inclusivos el pasado 7 de octubre.
Entrenamiento
Para el entrenamiento, en el deporte inclusivo se tienen presentes las distintas necesidades y habilidades de los participantes. Esto aumenta la heterogeneidad funcional del contexto de práctica. Es por ello que la formación adecuada y la competencia de los técnicos deportivos es fundamental a la hora de realizar las adaptaciones necesarias en función del deporte y las capacidades de los practicantes.
En este sentido se hace mucho énfasis en la necesidad de entrenar desde la empatía, el compañerismo y la diversidad. De esta forma se entiende la unión y la comprensión entre todos como uno de los puntos fundamentales.
En cualquier caso, como ocurre con el deporte adaptado, es necesario contar con formación en inclusión deportiva por parte de los técnicos deportivos. Si bien es cierto que actualmente existe una necesidad de formación continua en el deporte convencional y de formación inicial y técnica en el deporte adaptado, esta situación se está paliando progresivamente. Todo ello gracias a la implicación de las distintas federaciones y organismos deportivos a nivel nacional.
Participación conjunta
Se trata de la principal diferencia entre las dos prácticas deportivas. La participación conjunta es el elemento clave e imprescindible en el caso del deporte inclusivo que se basa en la unión, en los propios equipos, de personas con y sin discapacidad. De esta manera se fomenta una inclusión real en la sociedad a través del deporte. En el caso del deporte adaptado, se facilita a las personas con discapacidad su acceso al mundo del deporte. Todo ello en función de sus capacidades y necesidades, con sus propias estructuras, equipos y competiciones.
En definitiva, el deporte adaptado e inclusivo no son antagónicos, sino que son complementarios. El éxito y la trayectoria del deporte adaptado en España es más que patente y contrastado. El mejor ejemplo es el deporte paralímpico.
El deporte inclusivo es la mejor manera para poner en valor, visibilizar y difundir, a todos los niveles, el deporte de las personas con discapacidad. Es una ocasión perfecta para acercar la discapacidad a la sociedad, normalizarla y reconocer los beneficios del deporte, especialmente en este colectivo