A sus 19 años, Alejandro se encontraba preso entre cuatro paredes. Tan solo el tímido reflejo de sol a través de las ventanas era lo máximo que podía ver de la calle. El joven pasaba del sofá a la cama, que se encontraba justo al lado del sillón donde pasaba el resto del día. Una situación desquiciante, donde solo la televisión podría romper su tan angustiosa monotonía.
Alejandro tiene parálisis cerebral, algo que le impedía andar y poder pisar la calle. Ni tan siquiera su padre podía bajarlo los 20 peldaños que lo separaban de la libertad, ya que el joven se había roto huesos haciendo esta maniobra. Ni siquiera podían ducharlo debido a que el cuarto de baño tampoco estaba acorde a sus necesidades. Es por ello que los padres del joven decidieron hacer un llamamiento desesperado a la Junta de Andalucía.
La Consejería de Fomento, Infraestructura y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía ha atendido la petición de la familia de Alejandro, que desde hace años reclamaba una vivienda adaptada para atender adecuadamente a su hijo de 19 años. El joven tiene reconocida una incapacidad del 94 por ciento, y la familia se ha trasladado a otra vivienda en el mismo barrio de la Trinidad de Málaga donde residía.
La familia de Alejandro lleva 20 años esperando una nueva casa que estuviera en una planta baja y sin barreras arquitectónicas, tal y como informa la Junta en un comunicado. La junta ha explicado la dificultad de poder encontrar una vivienda adecuada a las necesidades de esta familia.
Esto ha impedido atender su demanda hasta que la Agencia Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) ha recuperado una vivienda en planta baja con dos dormitorios en el mismo barrio. Ahora Alejandro ya sí puede salir a la calle y se puede mover por su barrio tranquilamente acompañado de su familia, dejando atrás la cárcel en la que se había convertido su antiguo hogar.