Las manzanas suelen coronarse como una de las frutas de moda durante todo el año. Se puede comer siempre, y además, debe consumirse siempre, ya que su alto contenido en fibra y nutrientes convierte a la manzana en uno de los alimentos más recomendados por los especialistas. ¿Sabes por qué? Porque ese aporte es muy ventajoso para nuestra flora intestinal.
Como bien sabes, la microbiota es el conjunto de microorganismos que viven en perfecta armonía, y gracias a los cuales hay un buen desarrollo en nuestro tracto intestinal.
Ocurre que alimentos como la manzana ayudan a potenciar todas las funciones del intestino, y esta fruta se convierte en una de las preferidas para tomar en el desayuno, el almuerzo o la cena.
Su gran sabor y su amplio aporte nutritivo la convierte en una fruta nada pesada la manzana, de la cual nos podemos beneficiar en nuestra dieta porque no tiene calorías. Eso redunda en nuestra sangre para bien.
¿Por qué comer manzana provoca un efecto saciante?
La manzana es una de las frutas más ricas en fibra, como decimos. De unos 100 gramos de la fruta, 2,4 son de fibra pura y dura, por lo que es un dato más que reseñable.
Sucede que la manzana ayuda a regular el tránsito intestinal y a evitar problemas digestivos como es el estreñimiento. Sirve de remedio natural, podríamos decir.
Ahora bien, la manzana deja una sensación de saciedad gracias a la pectina, una sustancia que contiene la pulpa. Cuando llega al estómago, desencadena mecanismos de información que van al cerebro.
Y a nuestra cabeza le apunta esa sensación de que estamos llenos. Muchos dietistas incluyen la manzana en nuestras dietas porque es una de las mejores opciones para bajar de peso. Sólo tiene 52 calorías por 100 gramos. ¿Qué otro tipo de sustancias tiene?
- Es rica en vitamina A y vitamina C
- Tiene calcio, por lo que ayuda directamente a los huesos
- Cuenta con magnesio
- También es rica en potasio e hierro
- Y cuenta con flavonoides, que ayuda a la digestión
Otros efectos de la manzana que actúan de remedio natural
Respecto a cuáles son las otras grandes virtudes de las que toma ventaja nuestro organismo, destacamos dos principalmente que son las más potentes.
Por un lado, la manzana ayuda a bajar los niveles de colesterol de la sangre, por lo que es una de las grandes aliadas de nuestra circulación sanguínea.
Por otro, encontramos que la manzana fomenta la actividad cerebral, y los nutrientes nos protegen de enfermedades degenerativas como son el alzhéimer y el párkinson.
Una buena idea es poder contar en nuestra dieta con agua de manzana, un líquido antioxidante que te ayuda dado que es fuente de proteínas, hierro, calcio y zinc, entre otras virtudes.