Esta historia tiene lugar en Santa Fe (Argentina) donde el pequeño Leo, un niño con autismo de 11 años, ha perdido al más grande de sus apoyos, su perro Tito, un caniche gris que era su mascota, amigo, compañero y hasta como él decía de pequeño su “hijo”.
«Lo sacamos a pasear como siempre, con las otras tres perras que tenemos. Ellos corren, van y vienen y cuando les das la orden, vuelven todos y entramos al departamento. Cuando dijimos ‘vamos’, vinieron las perras y no vimos a Tito. Nos volvimos porque pensamos que se había quedado atrás oliendo algo», cuenta Noemí, la madre del niño con autismo.
A partir de que se perdiera, se comenzaron a pegar carteles por toda la ciudad, hablaron con los medios de comunicación locales y lo publicaron en rede sociales. «Fue cuestión de segundos. Lo empezamos a buscar por el barrio y no lo encontramos más», continúa la madre del niño con autismo.
«Nosotros tenemos perros en casa, pero Tito es de él, están juntos desde que él tiene 5», explica Noemí sobre la importancia de la mascota para su hijo. «En ese momento Leo hacía ausencias, entonces necesitaba la estimulación del perro para poder salir. Jugaba con él, se acercaba y Leo se conectaba. Desde ese momento que Leo dormía con Tito, jugaba con Tito, iba a la escuela con Tito, lo llevaba a las terapias. Todo era más fácil si estaba Tito. Cuando Leo se enfermaba, el perro no salía, se quedaba con él y no quería ni salir».
Siempre les costó estar alejados, cuenta la madre del niño con autismo: «Leo siempre se va derivado a Buenos Aires porque acá no están los especialistas que necesita, y cuando se iba lo extrañaba tanto que hacían todo el tiempo videollamadas. Cuando volvía era un apego tremendo, se acostaban juntos por horas porque se extrañaban mucho».
Sin embargo, desde la familia sospechan que Tito no se perdió sino que alguien lo levantó y se lo llevó, ya que según sus dueños Tito siempre volvía a casa. Su mamá explica que están perdiendo las esperanzas ya que ha pasado mucho tiempo, pese a que el pequeño Leo no pierde la fe.
«Un mes sin verte, Tito. Te extraño, nadie te encuentra. Todos me preguntan si te encontré y les digo que no», escribió el pequeño en uno de los dibujos que le ha dedicado a su perro, además de grabar un vídeo junto a sus compañeros de taekwondo para pedir ayuda.
Ante la situación, a Leo, el niño con autismo, se le ocurrió la idea de ofrecer su bicicleta a cambio de poder encontrar a su fiel compañero: “No me importa regalar la bicicleta si vuelve Tito”. Mientras tanto, el pequeño está “preocupado porque Tito solo come alimento balanceado y si no, no come. Tiene miedo que se enferme, si tiene para comer, si lo llevaron al veterinario, si le van a cortar el pelo».
«Para él es muy difícil entender que no va volver. Necesitamos saber si está vivo o muerto para que él sepa si no va a volver», suplica Noemí. «Para muchos es un perro, pero para Leo es muy importante. Necesitamos que vuelva a casa. Un montón de personas nos ofrecieron perritos, la gente es muy solidaria. Pero el tema es Tito. No sabemos qué más hacer».