Hace unos meses Celia se encontraba feliz tras pasarse 20 años luchando para obtener el carné de conducir, consiguiéndolo con un vehículo adaptado a sus condiciones físicas. A sus 47 años se mostraba entusiasmada por no depender de nadie y poder moverse sola por donde quisiese.
Sin embargo, lo que parecía un sueño cumplido, está viendo como las instituciones se lo tiran todo de nuevo. Pese a tener una discapacidad reconocida, las autoridades se niegan a proporcionarle la tarjeta de aparcamiento para poder aparcar en las zonas reservadas para personas con discapacidad.
Para Celia Gallego le ha sido más fácil sacarse el carné de conducir sin sus dos manos, que conseguir el distintivo de discapacidad para aparcar en las plazas habilitadas, que sin duda parece una barrera insalvable interpuesta por la administración.
La discapacidad de esta vecina de Arteixo fue reconocida hace 30 años, sin necesidad de revisión, es por ello, que todas las solicitudes mandadas a la administración han sido totalmente inútiles.
La mujer cuenta el problema que le supone aparcar su coche, al no poder hacerlo en plazas para personas con movilidad reducida por no tener el permiso requerido. Otro escoyo se encuentra cuando se dispone a aparcar en parking privados, ya que para que se levante la barrera tendría que apretar el botón donde sale el ticket.
Al no poder hacerlo, la única opción que le queda a Celia Regueira son las plazas azules y gracias a que controla la aplicación a través de su voz.