Según una nueva investigación publicada en la revista ‘Science’, el tratamiento de ratones obesos con la citoquina conocida como TSLP, condujo a una pérdida significativa de grasa del abdomen y de peso.
Este estudio ha sido llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos. Y este hallazgo apunta a que podría usarse el sistema inmune para reducir la obesidad, algo mejor para nuestro bienestar.
Inesperadamente, en el experimento la pérdida de grasa abdominal no se asoció a una menor ingesta de alimentos o a un metabolismo más rápido.
Los investigadores descubrieron que la TSLP estimulaba el sistema inmunitario para liberar lípidos a través de las glándulas sebáceas productoras de grasa de la piel.
«Este fue un hallazgo completamente imprevisto. Pero hemos demostrado que la pérdida de grasa se puede lograr mediante la secreción de calorías de la piel en forma de sebo rico en energía». Destaca el investigador principal Taku Kambayashi, profesor asociado de Patología y Medicina de Laboratorio en Penn.
Esta podría ser una estrategia innovadora para tratar la obesidad
Los hallazgos del modelo animal, apunta Kambayashi, apoyan la posibilidad de que el aumento de la producción de sebo a través del sistema inmunológico podría ser una estrategia para tratar la obesidad en las personas.
La linfopoyetina del estroma tímico (TSLP) es una citoquina (un tipo de proteína del sistema inmunitario) implicada en el asma y otras enfermedades alérgicas.
El grupo de investigación de Kambayashi ha estado investigando el papel ampliado de esta citoquina para activar las células inmunitarias de tipo 2 y expandir las células reguladoras T.
Los investigadores predijeron que el tratamiento de ratones con sobrepeso con TSLP podría estimular una respuesta inmunitaria. Que posteriormente podría contrarrestar algunos de los efectos nocivos de la obesidad.
Para comprobar el efecto de la TSLP en la diabetes de tipo 2, los investigadores inyectaron a ratones obesos un vector viral que aumentaría los niveles de TSLP en sus cuerpos.
Al cabo de cuatro semanas, el equipo de investigación comprobó que la TSLP no sólo había afectado al riesgo de diabetes, sino que había revertido la obesidad de los ratones. Alimentados con una dieta rica en grasas.
Mientras que el grupo de control seguía ganando peso, el peso de los ratones tratados con TSLP bajó de 45 gramos a una media de 25 gramos, en sólo 28 días.
La liberación de aceite a través de la piel explica la pérdida de grasa
Dados los espectaculares resultados, Kambayashi supuso que el TSLP estaba enfermando a los ratones y reduciendo su apetito.
Sin embargo, tras realizar más pruebas, su grupo descubrió que los ratones tratados con TSLP comían en realidad entre un 20% y un 30% más. Y, además, tenían un gasto energético, unas tasas metabólicas básicas y unos niveles de actividad similares a los de sus homólogos no tratados.
Para explicar la pérdida de grasa abdominal y de peso, Kambayashi explica que el pelaje brillante de los ratones tratados contenía lípidos específicos del sebo.
El sebo es una sustancia calórica producida por los sebocitos de las glándulas sebáceas y ayuda a formar la barrera cutánea. Esto confirmó que la liberación de aceite a través de la piel era responsable de la pérdida de grasa inducida por la TSLP.
Para examinar si la TSLP podría desempeñar un papel en el control de la secreción de grasa abdominal en los seres humanos, los investigadores examinaron la TSLP. Además de un panel de 18 genes asociados a las glándulas sebáceas en un conjunto de datos de acceso público.
Esto reveló que la expresión de la TSLP está correlacionada de forma significativa y positiva con la expresión de los genes de las glándulas sebáceas en la piel humana sana.
«No creo que controlemos nuestro peso y nuestra grasa abdominal de forma natural regulando la producción de sebo. Pero sí que podemos secuestrar el proceso y aumentar la producción de sebo para provocar la pérdida de grasa», afirma Kambayashi.