La cafeína ha demostrado a lo largo de los años tener importantes efectos beneficiosos para la salud. Desde la quema de grasas a la estimulación del sistema nervioso, el café ayuda a nuestro organismo, pero también sabemos que está contraindicado en personas hipertensas o afectados por enfermedad renal crónica (ERC).
En este sentido, un nuevo estudio sugiere que el consumo de algunas bebidas con cafeína como el café podrían estar relacionadas con la salud renal en personas de edad avanzada. Según datos de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), son siete millones de personas en España las que sufren ERC, una afección que podría estar provocada por factores como la diabetes, hipertensión, obesidad o el tabaquismo.
La cafeína se relaciona con la mala salud renal
Además, según otro estudio realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición y la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, el consumo de bebidas con cafeína como el café o el té podrían dar lugar a dolencias relacionadas con la salud renal en personas de edad avanzada. De hecho, el análisis indica que padecer obesidad o riesgos cardiovasculares puede, junto a este tipo de consumiciones, acarrear un mayor deterioro renal.
Al descubrir esta posibilidad, los científicos estudiaron una posible asociación entre el consumo de bebidas de té, café u otras con cafeína y la disminución de filtración glomerular. Finalmente, se comprobó que quienes tomaron dos tazas diarias de café con cafeína durante ese periodo de tiempo se vieron más perjudicados, con un 19% más de riesgo de padecer pérdida renal, que los que lo tomaron de manera ocasional.
Por lo tanto, este estudio llevado a cabo sobre 5.851 personas mayores con sobrepeso u obesidad con síndrome metabólico, ha concluido que se recomienda consumir bebidas descafeinadas, pues la cafeína podría llegar a ser perjudicial para los riñones.
Efectos negativos de la cafeína
La Clínica Mayo advierte de los efectos negativos que tiene para la salud el excesivo consumo de cafeína. Los peligros de este exceso suelen aparecer cuando el consumo está sobre las cuatro tazas diarias. Entre estos efectos secundarios más comunes destacan el dolor de cabeza, nerviosismo, insomnio, irritabilidad, taquicardia o temblores musculares.
Pese a ello, la única solución no es dejar el café, sino que la clave para los expertos está en no abusar de él, porque también tiene aspectos saludables. Recientes investigaciones han demostrado que podría ofrecer alguna protección contra enfermedades como el párkinson, la diabetes tipo 2, enfermedades hepáticas o ataques al corazón y accidentes cardiovasculares.
De hecho, el café podría resultar beneficioso para el rendimiento intelectual. Según un estudio realizado por miembros de la Universidad de Barcelona y el Instituto de Investigaciones Biomédicas Pi i Sunyer (IDIBAPS) demostró que “los efectos sinérgicos de la cafeína y la glucosa pueden beneficiar la atención sostenida y la memoria verbal”. De hecho, en el análisis se subraya que presenta mejoras en la atención, en el aprendizaje y la consolidación de la memoria verbal.
Otros efectos contraproducentes
La recomendación cambia en el caso de las embarazadas y las personas con problemas cardiovasculares o hipertensión arterial, a los que se aconseja limitar su consumo. En el caso de las primeras, «se recomienda reducir el consumo, estableciéndose el máximo recomendado en 200 miligramos a lo largo del día», especifica la doctora Montoya.
Estas medidas se traducen de la siguiente manera. Según la experta, un café de 150 mililitros contiene entre 60 y 80 miligramos de cafeína y un té del mismo tamaño entre 40 y 50 miligramos. Por su parte, una bebida de cola de 330 mililitros incluye entre 30 y 40 miligramos de cafeína. Además, 50 gramos de chocolate negro o de chocolate con leche proporcionan entre 20 y 30 miligramos de cafeína y entre 10 y 15, respectivamente.
Cuando se supera la dosis recomendada, «tres tazas de café se considera cantidad moderada y seis tazas cantidad excesiva», matiza la doctora Montoya, es cuando aparecen los perjuicios. «Insomnio, mareo, hipertensión arterial, deshidratación y dependencia», cita la especialista en Nutrición y Endocrinología. Por otra parte, dejar de ingerir cafeína motiva padecer síndrome de abstinencia o ‘mono’. «Se caracteriza por fatiga y cefalea», indica la doctora Montoya, pero «suele superarse en pocos días».