Desde hace unos años, la espirulina se ha puesto muy de moda entre todos aquellos que quieren cuidar de su físico. Este supuesto «superalimento» se consume en los viajes de la NASA al espacio y está considerado así por ser un alimento que es capaz de satisfacer numerosas necesidades nutricionales. Sin embargo, los expertos no están muy de acuerdo con esta apreciación y no consideran que la espirulina sea un superalimento.
La espirulina contiene nueve aminoácidos esenciales y los diez no esenciales por los que las necesidades del cuerpo quedan cubiertas con su consumo. Además, es rica en hierro, vitamina B12, vitamina E y B1, hierro, zinc, cobre, germanio, potasio; enzimas, minerales y ácidos grasos beneficiosos como el DHA y GLA.
Estos nutrientes son de gran ayuda para mantener el buen funcionamiento y desarrollo de nuestro cuerpo. Además, su alto contenido en hierro es muy llamativo; pues es habitual en productos de origen animal, pero lo que ha despertado el interés de este alimento es su alto contenido en proteínas.
¿De donde viene la espirulina?
La espirulina es un alga azul verdosa, considerada como una de las formas de vida más antiguas de todo el planeta. Hace 3.500 millones de años, este suplemento ya estaba en la tierra. Por su parte, los científicos han llegado a la conclusión de que la espirulina fue responsable de producir gran parte del oxígeno del planeta; permitiendo así, el desarrollo de los primeros organismos pluricelulares consumidores de oxígeno.
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Tarapacá en Chile, este alga azul se originó en varios lugares de la tierra. Esta investigación nos relata que según crónicas de los conquistadores castellanos, los aztecas recolectaban el alga del lago Tenochtitlán para luego venderla por todo el mundo. Asimismo, otro procedente conocido en el uso del alga se dio por parte de los nativos que vivían en las rivieras del lago Chad, en África.
¿Dónde crece la espirulina?
Tal y como afirman las investigaciones sobre la espirulina, este alga crece de forma natural en lagos de agua dulce, estanques y ríos. Los estudios han determinado la espirulina como un cultivo perfecto para aprovechar zonas desérticas donde el agua no es adecuada para la actividad humana debido a su alta salinidad. Sin embargo, su preferencia es el agua dulce, las temperaturas moderadas y niveles muy altos de luz solar.
Países como China, Japón, EE.UU. y la India son los principales productores de la espirulina. Para ello, la siembran en grandes piscinas de cultivo en los que se requiere una gran experiencia por parte de los trabajadores para asegurar que se mantienen en los parámetros óptimos. Estos parámetros hacen referencia al pH del medi, la densidad de población de las piscinas, temperatura y el control de la alimentación. Debido a su gran resistencia, se piensa que debería servir para alimentar futuras colonias espaciales, no solo para producir alimentos, también para producir el oxígeno que es imprescindible para vivir.
Una vez el alga está crecida y se ha llegado a la densidad de producción adecuada, se van realizando extracciones en los tanques para no dañar la población. Luego esta espirulina obtenida se lava y se filtra, asegurando la calidad del producto final para que puedas consumirla sin problemas.
Por último, se pone a secar al sol con ayuda de flujos de aire y temperaturas controladas. Tras esto, solo nos queda envasar el producto y ya estaría listo para ser vendido y consumido. Gracias a los controles en su producción extracción, filtrado, secado y envasado; la espirulina se convierte en un producto puro, crujiente, delicioso y con un valor nutricional incalculable.