El Capitolio de Washington, en Estados Unidos, ha sido la noticia del día 6 de enero en todo el mundo. Seguidores del actual presidente de los Estados Unidos, Donal Trump, asaltaron el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso del país americano. El resultado, hasta el momento, ha sido cuatro personas muertas y varios heridos.
Nada ha tenido que ver a lo que ocurrió el 12 de marzo de 1990 en ese mismo lugar, cuando se produjo el «asalto al Capitolio de los Estados Unidos» por personas con discapacidad. Una protesta demócrata que nada tiene que ver con lo que ocurrió el pasado miércoles 5 de enero en el país norteamericano.
En 1990, cientos de personas con discapacidad se manifestaron, «asaltando» el Capitolio para presionar al Congreso para que avance en el proyecto de ley de derechos civiles. En Estados Unidos esta norma se conoce como la Ley de Estadounidenses con Discapacidades, ADA.
Por aquel entonces, la ADA se había estancado en el Congreso y la comunidad de personas con discapacidad se levantó para decir «basta», que ya era suficiente. Esta fue una acción que se llevó a cabo durante varios días en el Capitolio de Estados Unidos. Todo ello esperando que el Congreso actuara.
Finalmente, tras la movilización en el Capitolio, el Congreso ratificó la Ley para Estadounidenses con Discapacidades. Como parte de las leyes de derechos civiles, la Ley para Estadounidenses con Discapacidades prohíbe la discriminación contra personas con discapacidad.
Una protesta que marco a la discapacidad
La protesta del Capitolio sirvió además como culminación a un gran esfuerzo nacional masivo; pero no solo por parte de las personas con discapacidad, sino también de organizaciones e individuos de todos los estados y territorios del país americano. Todo ello para pedir el fin de la discriminación a la discapacidad.
Este acto marco un ante y un después en la historia de las personas con discapacidad de Estados Unidos. De esta manera, las personas con discapacidad hicieron frente a la discriminación que sufría por parte de la sociedad. Además, también sirvió para mostrar la perseverancia de las personas con discapacidad para hacer frente a los obstáculos. En muchas retinas quedaron grabadas las imágenes de personas en silla de ruedas subiendo, con sus propias manos y sin silla, la escalera del Capitolio en señal de protesta.