Un francotirador español ha conseguido que se le reconozca el derecho a una pensión de incapacidad permanente. El paciente presenta estrés postraumático y un trastorno ansioso-depresivo. La Audiencia Nacional ha considerado que el ciudadano español cumple con los requisitos necesarios para ser beneficiario de una incapacidad permanente.
Debido a una situación límite vivida en acto de servicio, este francotirador presenta un trauma que la ha perseguido durante dos décadas. Ahora, después de varios años de lucha, la Audiencia Nacional ha anulado la resolución previa del Ministerio de Defensa y le ha reconocido la pensión de incapacidad permanente.
Incapacidad permanente tras sufrir un trauma
Durante trece días, este francotirador español permaneció apostado en una azotea de un edificio de Náyaf, en Irak. Se encontraba rodeado por el enemigo, a la vez que una granada explotó tras impactar contra la fachada del edificio. A tres metros de su posición, otra granada también se incrustó en el hormigón de la fachada, aunque sin terminar de explotar.
Además, en sus labores de servicio, recibió la orden de abatir a un informador del Ejército del Mecdi. Tras abatirlo, este francotirador tuvo que permanecer un día entero contemplando el cadáver del enemigo, ya que solamente se encontraba a 350 metros de su posición.
Toda esta situación vivida, junto a la tensión generada, causaron importantes estragos en el miltar español. Entre otras cosas, le ocasionó un estrés postraumático y depresivo, además de un trastorno ansioso-depresivo. Todo ello le ha llevado a conseguir el reconocimiento de una pensión de incapacidad permanente.
A pesar de esta complicada situación, el Ministerio de Defensa no le reconoció la incapacidad permanente, ya que consideraba que el cuadro clínico del militar era ajeno al servicio. Tras llevar el caso a los tribunales, los magistrados han dado la razón al paciente, desestimando la resolución de la Administración.
La Audiencia Nacional da la razón al militar
Tal y como hemos comentado anteriormente, el Ministerio de Defensa determinó que el cuadro clínico del militar se había ocasionado por causas ajenas a sus actos de servicio. No obstante, la Justicia ordinaria ha podido comprobar que el trastorno ansioso-depresivo y estrés postraumático se debe a la delicada situación vivida en Irak. Como consecuencia de ello, la Justicia fija el derecho a cobrar una incapacidad permanente.
En este caso, la Audiencia Nacional le ha reconocido una incapacidad permanente y una pensión extraordinaria al llevar más de 20 años de servicio. Así, recibirá una pensión del 200% de su base reguladora. Supone el doble de importe que lo que le correspondería si su cuadro clínico no derivase de los actos del servicio.
Al respecto, el abogado Antonio Suárez-Valdés, que ha llevado el caso de este francotirador español, comenta para ‘ABC’ lo siguiente: «Nuestro cliente ha acreditado una resistencia psiquiátrica superior a la de cualquier persona no solo normal, sino con una ausencia de vulnerabilidad muy alta. Así se desprende de su servicio en unidades especiales y en zonas de guerra, donde ha actuado con total satisfacción. Que sea una persona completamente normal no quiere decir que, ante una conflictiva, no pueda desarrollar una patología de tipo psiquiátrico que sea reactiva a la situación bélica a la que se ha visto expuesto».
Finalmente, gracias a la defensa jurídica y todos los informes médicos presentados, este francotirador español ha conseguido el reconocimiento de una incapacidad permanente debido a causas derivadas de sus actos de servicio como militar.