El testamento es la mejor herramienta de la que disponemos para poder dejar organizado el reparto de nuestra herencia para cuando ya no estemos. Se trata de una opción muy útil para que el reparto de los bienes, derechos y obligaciones se haga de la manera que el testador considere más justa o equitativa, en base su criterio. Y es que el testamento está definido como un acto personalísimo del que el propio testador es el único responsable. Esto significa, que es el único que puede decidir concienzudamente, cual es su voluntad.
En cuanto a lo justo o equitativo que deba ser un testamento, lo importante es que se ajuste a la voluntad del testador. Es por ello que los expertos animan a que se haga sin miedo con el criterio que se crea más acertado. Y si eso significa beneficiar a un heredero o hijo, por encima de otros, debe hacerse. De los contrario, la existencia de este documento apenas tiene valor. Pues no hay que olvidar, que la jurisdicción española contempla la fórmula para hacer el reparto de la herencia en caso de que el causante no dejase este documento.
Haz testamento en base a tu criterio
Hacer un testamento útil consiste en dejar organizada la herencia con un doble objetivo claro: Por una parte, que llegado el momento se beneficie el heredero o herederos que el testador quiere y considera más justo. Por otro lado, evitar conflictos familiares. En el primero de los casos, la utilidad está clara. Sin embargo, no todas las personas caen en lo necesario que es este acto para que no haya problemas entre los herederos.
Pues de este modo, queda tan clara la voluntad del causante, que los herederos no tienen opción a réplica. De lo contrario, en ocasiones se entra en disputas que se basan en la supuesta voluntad del testador que todos parecen conocer. Pero es que además, si el testamento no se hace por estas razones o algunas parecidas, no tiene sentido.
De hecho, cuando se realiza de tal modo que se instituyen herederos a partes iguales, por ejemplo, a los hijos, se hace bajo la premisa errónea de evitar que alguno se enfade. Un miedo que puede condicionar al testador al pensar que algún familiar se enfade con él cuando ya no esté. Sin embargo, los expertos en sucesiones tienen claro que esto es un error y que no es la mejor forma de evitar los problemas entre los mismos a la hora de repartir la herencia.
Cómo realizar este acto de la mejor forma
La realidad es que las relaciones paterno-filiales normalmente son diferentes con cada uno de los hijos. Y no hablamos solo del trato que pueda tener con cada uno, sino que hay veces, en las que es uno de los hijos quien se encarga de sus padres o está más atento a sus cuidados. También suele darse la circunstancia de que en una familia, alguno de los hijos tenga una situación económica más deteriorada y por tanto, tenga más necesidad de ayuda.
Es por todo ello, que el testamento debe hacerse de forma meditada, y reflejar en él la voluntad real de lo que sentimos. Por tanto, para hacer el mejor testamento, debemos cumplir con los objetivos anteriormente descritos. De una parte, que el reparto sea de la forma más equitativa en base al testador. De otra, evitar problemas familiares que puedan surgir a futuro cuando el causante haya fallecido.
Teniendo en cuenta los objetivos a perseguir, los abogados expertos en sucesiones aconsejan que si vas a hacer testamento, lo hagas, en la medida de lo posible, lo más individualizado que puedas. Es decir, adjudicar cada bien al heredero en cuestión, y evitar dejar bienes compartidos. No obstante, esto es posible cuando existen varios bienes y pueden establecerse distintos lotes para repartir.