Cuando hablamos de personas con discapacidad y embarazo, siempre existen barreras que tienen estos colectivos a la hora de tener un hijo. Esto ha quedado reflejado en un estudio histórico realizado por los Investigadores del ICES, la Universidad de Toronto Scarborough y el Centro para la Adicción y la Salud Mental (CAMH) de Canadá.
Dicho estudio utilizó datos de atención médica de casi 150.000 nacimientos de personas con discapacidades y datos de entrevistas para examinar en Ontario, Canadá:
- Resultados de salud previos a la concepción
- Embarazo
- Trabajo de parto y el parto
- Posparto y el recién nacido
- Experiencias de atención médica de personas con discapacidades físicas, sensoriales, del desarrollo y múltiples
Las personas con discapacidad representan el 13% de todos los embarazos
Si atendemos a los datos del estudio, las personas con discapacidad representan el 13% de todos los embarazos en Ontario. Asimismo, el trabajo muestra que esta población tenía más probabilidades de experimentar complicaciones durante el embarazo, como visitas al departamento de emergencias, hospitalizaciones y partos prematuros.
Hilary Brown, científica adjunta del ICES y profesora asociada del Departamento de Salud, ha sido la autora principal del estudio. Ella señala que «en nuestras entrevistas en profundidad con más de sesenta personas con discapacidades, proveedores de servicios y formuladores de políticas, ciertamente encontramos ejemplos de experiencias positivas de atención durante el embarazo». Además, «también escuchamos cuán inaccesible puede ser la atención durante el embarazo para las personas con discapacidad«.
Principales barreras para las personas con discapacidad en el embarazo
Si hablamos de los problemas que se encuentran las personas con discapacidad a lo largo del embarazo, como pueden ser:
- Barreras de accesibilidad
- Atención fragmentada
- Conocimiento deficiente de los proveedores de atención médica sobre la discapacidad y suposiciones irrespetuosas y capacitistas
- Dificultades en el uso de equipos como mesas de examen
- Desafíos de comunicación
- Criterio de los proveedores de atención médica
- Falta de atención coordinada de los servicios sociales y el sistema de salud
Por su parte, los proveedores de servicios y los formuladores de políticas compartieron sus opiniones sobre las barreras estructurales a la atención accesible durante el embarazo a las personas con discapacidad, incluyendo:
- Falta de tiempo durante las citas para abordar las necesidades de los pacientes, a menudo citada como consecuencia del sistema de remuneración de pago por servicio de Ontario
- Fondos insuficientes para equipos accesibles
- Capacitación inadecuada relacionada con la discapacidad
- Pocas pautas clínicas para apoyar la prestación de atención
Adaptar las necesidades del embarazo a las personas con discapacidad
La autora del estudio señala que es «el momento de actuar. Necesitamos poner un mayor énfasis en la accesibilidad, y esto incluye modificar las estructuras y procesos de atención del embarazo, de modo que satisfagamos toda la gama de necesidades de las personas con discapacidades«.
Y es que hay unos datos claves que señalan que el 16,3% de las mujeres de 15 a 49 años en Ontario tenían una discapacidad registrada, repartida de la siguiente manera: físicas 11%, sensoriales (4%) múltiples (1%) y del desarrollo (0,4%). Como es obvio, las mujeres con discapacidad físicas (20%), del desarrollo (27%) y múltiples (25%) visitaban más los servicios de urgencia que aquellas mujeres sin discapacidad (15%).
El último dato, tiene que ver con el nacimiento prematura (menos de 37 semanas de gestación). En este sentido, los recién nacidos de mujeres con discapacidades del desarrollo (9%) y múltiples (10%) tenían más probabilidades que los recién nacidos de mujeres sin discapacidades (6%).
Finalmente, y como conclusión a todo el trabajo, los autores recomiendan que todos los espacios de atención al embarazo se adapten a las necesidades de movilidad, comunicación, sensoriales y de aprendizaje de las personas con discapacidad. Y es que, los propios proveedores de atención sanitaria necesitan una mejor formación relacionada con la discapacidad y la accesibilidad.