7 consejos para elegir bien una silla de ruedas para niños 

Para elegir correctamente una silla de ruedas adecuada debemos tener en cuenta una multitud de factores para que se adapten a las necesidades del usuario 

Niño en silla de ruedas en la cocina

La silla de ruedas es la forma de desplazarse para muchas personas de cualquier edad. Debería permitir llegar a los mismos lugares a los que teóricamente se puede llegar caminando. Por eso, ‘la silla de ruedas buena’ es aquella que se adapta a las necesidades del usuario, y en el caso de los niños, a la de ellos y a las de sus cuidadores.

Así lo confiesa en una entrevista con Infosalus Francisca Quintana Luque, médico rehabilitador Infantil del Hospital San Cecilio de Granada, y vocal de la Sociedad Española de Rehabilitación Infantil (SERI), quien detalla a continuación cuáles deben ser los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de comprar una silla de ruedas.

«La silla de ruedas está compuesta por un chasis o armazón, que suele ser plegable, construido en tubo de acero cromado, aluminio y otros materiales. Estos forman la estructura base sobre la que asientan los demás elementos: respaldo, asiento, reposabrazos, reposapiés, ruedas, frenos, entre otras. Cada uno de estos elementos debe estar adaptado a las características y necesidades de su usuario», insiste la especialista en rehabilitación.

7 consejos para elegir bien una silla de ruedas para niños

Si hablamos de sillas de ruedas infantiles, la doctora Quintana Luque señala que debemos tener en cuenta:

1.- La edad, talla y peso del niño.

2.- Confortabilidad: Tanto el respaldo como el asiento deben permitir un buen control postural, de cabeza, tronco, base pélvica, y apoyo de ambos pies. El chasis junto con respaldo y el asiento deben permitir inclinación o basculación para mejorar la postura en ocasiones.

Otros elementos accesorios como los módulos para mejorar el control del tronco y del ángulo de apertura de las caderas se deben valorar en los niños con afectación motora severa, como algunos casos de parálisis cerebral y otros procesos.

Con todos estos elementos la pelvis debe quedar bien fijada. Esto evita que el apoyo se realice sobre el sacro, y el tronco en posición recta; alineado con la cabeza para facilitar una buena función respiratoria, de la movilidad de los brazos, facilitar la comunicación, y por supuesto la movilidad.

3.- Cumplir los objetivos y las inquietudes de cada persona de forma individualizada: En la edad infantil debe servir, según la afectación y la edad para ir al colegio, y poder jugar en el recreo, salir a pasear, ir al parque o hacer deporte.

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4.- Versátil: Normalmente no se puede tener una silla para cada actividad, aunque en el caso de niños más pequeños se puede tener una sillita de interior y otra de exterior, si sólo se dispone de una, ésta se debe adaptar a diferentes entornos.

5.- Fácil transporte. Que sea ligera, fácil de plegar y resistente al uso.

6.- Duradera y resistente: Las sillas de ruedas infantiles son de alto valor económico y no todas ellas financiables. Es importante que sean resistentes al uso continuado.

7.- Aceptada por el usuario: Igual que nos gusta elegir las zapatillas de deporte, o el coche, la silla debe de ser «bonita y atractiva» para el niño.

Por otro lado, la vocal de la SERI hace hincapié en la importancia del tamaño de la silla y del tamaño de las ruedas. A su juicio, estos aspectos son fundamentales, tanto para que se adapte perfectamente al niño como para que permita su acceso a lugares tan importantes como la puerta del baño, del ascensor, pasillos, y como no, que pueda ir en el maletero del coche.

Importante tener en cuenta el tamaño de las ruedas

«El tamaño de las ruedas permite el acceso a diferentes terrenos. Por ejemplo, unas ruedas pequeñas suelen ser para interiores, terrenos regulares y llanos. Además la anchura de la silla puede ser menor para saltar obstáculos frecuentes como puertas del baño más estrechas, etc. Una rueda de mayor diámetro y yantas más gruesas permiten desplazamientos ‘todo terreno’, aunque al ser su tamaño mayor son fundamentalmente para uso en exteriores», agrega.

Niño en silla de ruedas
Niño en silla de ruedas | rawpixel.com

En cuanto a los reposabrazos, la experta en rehabilitación infantil sostiene que estos deben ser desmontables para permitir un fácil acceso. Por otra parte de un tamaño confortable, para hacer su verdadera función, que es el descanso de los brazos y de los hombros. Además de una pequeña ayuda para el control del tronco en muchos casos.

Sobre los materiales, la doctora Quintana Luque ve importante que el material sea ligero, que pese poco, pero que sea resistente. «Las sillas en los niños tienen que ser plegadas y desplegadas muchas veces al día para todos los desplazamientos, actividades pedagógicas y lúdicas normales de sus edades, así como las diferentes terapias en centros alejados del domicilio. Por otra parte, los movimientos involuntarios y trastornos del tono muscular en algunas patologías hacen que la silla sufra sobrecargas y tensiones con las que se pueden romper con facilidad», mantiene.

La indicación de las sillas de ruedas eléctricas

En última instancia, la miembro de la SERI resalta que en los casos en los que el niño tenga edad biológica para caminar, no pueda usar los miembros superiores para autopropulsarse y a nivel cognitivo esté capacitado para hacerlo, pueden ser idóneas las sillas de ruedas eléctricas. «La edad dependerá de cada niño y de su proceso, pero no debe ser un impedimento como lo es en algunos casos», indica.

Igualmente, esta especialista ve conveniente que las sillas de exterior tengan una buena amortiguación para permitir un desplazamiento más confortable para el usuario. Por otra parte, sostiene que el impacto de los movimientos involuntarios y bruscos que pueden producirse en algunos niños con patologías y trastornos del movimiento y/o conducta. Esto puede acelerar el deterioro de la propia silla, siempre que no se disponga de una buena amortiguación en el chasis.

«Otro factor importante es el económico, sobre todo en los modelos de sillas infantiles, con controles posturales y sillas especiales como uso en actividades deportivas, por ejemplo, que suelen tener un precio elevado, cuando además hablamos de una población en edad de crecimiento y necesidad de adaptaciones continuada», concluye la doctora Quintana Luque.

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