En 2020, debido al Covid-19 vivimos una pandemia que nos obligo a realizar un confinamiento, sin poder salir de casa a no ser que fuese una medida superior. Pues en esa situación viven todos los días personas con movilidad reducida, que debido a la falta de accesibilidad se ven obligadas a quedarse en casa y no poder salir a la calle. En España, según un estudio realizado por la Fundación Mutua de Propietarios ha indicado que son sobre 100.000 las personas que se encuentran afectadas por ello.
Beatriz Coleto, Coordinadora del Centro Especial de Empleo de Vivofácil, ha indicado que «la definición de la ONU sobre discapacidad nos recuerda que se trata de una condición que, en interacción con diversas barreras sociales, puede obstaculizar la participación plena y efectiva de las personas en la sociedad. Esto no es un asunto individual, sino un reflejo de la propia sociedad y de la necesidad de un cambio».
Dicho estudio de la Fundación Mutua de Propietarios deja claro que existe una alarma con respecto a la falta de accesibilidad en las viviendas, ya que 100.000 personas son discriminadas a diario sin poder salir de casa.
Más riesgo de soledad en las zonas rurales
Si nos adentramos aun más en este estudio, veremos que los datos son muchos más llamativos en zonas rurales de España. En este sentido, un 86% de las personas con discapacidad se enfrenta a barreras significativas que les impiden salir de sus hogares en las zonas rurales. Si hablamos de las áreas urbanas, el porcentaje sigue siendo alto, con un 79% de personas con discapacidad que enfrentan obstáculos similares para acceder a la comunidad en su conjunto. A pesar de la existencia de normas de accesibilidad universales, cada comunidad autónoma presenta particularidades en temas como el transporte público y las infraestructuras, lo que dificulta aún más la conexión entre territorios.
Además de las limitaciones para participar plenamente en la sociedad, el 90% de las personas con discapacidad que residen en zonas rurales también se encuentran con obstáculos que dificultan su participación en actividades de ocio. Estos datos subrayan la importancia de abordar no solo la accesibilidad física, sino también la inclusión en la vida social y cultural.
Finalmente, el informe Olivenza 2018 pone de manifiesto la fragilidad de las redes de apoyo social en este colectivo. Según el estudio, el 21,5% de las personas con discapacidad tiene relaciones de amistad precarias, en comparación con el 12,7% de las personas sin discapacidad. Esta soledad a menudo es el resultado de barreras invisibles que dificultan la construcción de relaciones y la participación en la comunidad.