1 de cada 5 playas es accesible en España

Tan solo el 20% de las playas están adaptadas para personas con movilidad reducida en España

1 de cada 5 playas es accesible en España

1 de cada 5 playas es accesible en España

Un nuevo estudio ha recogido que tan solo 1 de cada 5 playas es accesible en España. Es decir, tan solo el 80% de las playas de las playas españolas no están adaptadas para personas con movilidad reducida. Por lo que la accesibilidad sigue siendo un elemento pendiente en las más de 3.600 playas que existen en España.

Tan solo 600 del total ofrecen las condiciones necesarias para que las personas con discapacidad puedan disfrutarlas de manera autónoma y segura, lo que limita considerablemente su participación en la oferta turística española.

Las playas españolas no están adaptada para las personas con discapacidad

Las playas españolas, un gran reclamo turístico mundial, presentan una preocupante realidad: la gran mayoría no está adaptada para personas con movilidad reducida. Según los últimos datos, solo el 20% de los arenales cuentan con las infraestructuras necesarias para garantizar un baño seguro y cómodo para millones de ciudadanos.

Más de 4 millones de personas en España viven con discapacidad, y aproximadamente el 50% de los mayores de 60 años también se enfrentan a esta realidad, según datos dados a conocer durante el congreso turístico HIC Summit 2024 celebrado en Ibiza. En España, el turismo representa el 13% del PIB y genera el 14% de empleo, lo que implica que el sector enfrenta el desafío de asegurar un modelo sostenible y accesible que responda tanto a las necesidades medioambientales como sociales.

Cambio del perfil de los turistas

El presidente de la Red Iberoamericana de Turismo Accesible, Diego González, ha explicado que el perfil de los turistas está cambiando teniendo en cuenta que se está produciendo un envejecimiento progresivo de la población, lo que podría llevar a que el turismo senior sea predominante en los próximos años, por lo que habría que atender a sus necesidades.

«Dado que el envejecimiento está asociado a menudo con alguna forma de discapacidad, la industria turística debe anticiparse y adaptarse a esta nueva realidad. Si el sector no ajusta su oferta, podría enfrentar una caída en la demanda, con una oferta cada vez menos solicitada. El turismo debe evolucionar al ritmo de los cambios en la sociedad», aseguró González.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Fundación ONCE, más de 4 millones de personas en España viven con discapacidad, y aproximadamente el 50% de los mayores de 60 años también enfrentan esta realidad. Esta cifra subraya la urgencia de adoptar políticas inclusivas que garanticen el acceso universal a infraestructuras y servicios turísticos, convirtiéndolo en una prioridad para avanzar hacia un turismo responsable y sostenible.

La accesibilidad debería ser un principio básico del turismo

Para los expertos, la accesibilidad debería ser un principio básico en el turismo, ya que hablar de «turismo accesible» resultaría una verdadera contradicción ya la accesibilidad debería estar implícita, de por sí, en toda la oferta turística. Sin embargo, el 15% de la población mundial sigue sin poder acceder al turismo de la misma manera que el resto, debido a la falta de inclusión, lo que les impide disfrutar de una experiencia turística plena.

Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que 1.300 millones de personas en todo el mundo tienen un alto grado de discapacidad, y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas destaca que casi el 50% de las personas mayores de 60 años viven con alguna forma de discapacidad.

En este contexto, los expertos consideran que asegurar el acceso universal a infraestructuras turísticas se convierte en una «prioridad ineludible». Para ello proponen cambiar el discurso y hablar de inclusión, no solo de accesibilidad. «Es imprescindible que los espacios turísticos se construyan pensando en todos, sin que sea necesario preguntar por la accesibilidad. La inclusión no debería ser una excepción ni depender de solicitudes, sino una condición implícita en el diseño de infraestructuras y servicios», aseguro.

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